Análisis del empoderamiento femenino con perspectiva
multimodal de la antagonista Lady Eboshi en la
película La princesa Mononoke (1997)
Female empowerment analysis with a multimodal
perspective of the antagonist
Lady Eboshi in the film
Princess Mononoke (1997)
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Alba Campoy Martínez |
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Universidad de Alicante – España |
Recibido: 27-02-2023
Aceptado: 04-06-2023
El presente artículo ofrece un análisis del
empoderamiento femenino con perspectiva multimodal de la antagonista Lady Eboshi en la película La princesa Mononoke
(1997), dirigida por Hayao Miyazaki. El principal
objetivo de investigación es analizar las muestras individuales de
empoderamiento femenino encontradas en su poder desde dentro y poder
sobre. Los datos de este artículo fueron tomados a partir de tres escenas
esenciales por medio de una metodología principalmente cualitativa-descriptiva,
aunque también se aportan datos cuantitativos recogidos en una rúbrica de
elaboración propia que incluye diferentes indicadores tales como el sentido del
yo, la confianza y la autoestima. Finalmente, los resultados obtenidos
mostrarán si Eboshi se trata realmente de un claro
ejemplo de empoderamiento femenino.
Palabras clave: empoderamiento femenino, poder desde
dentro, poder sobre, multimodalidad, cine de
animación japonés, Hayao Miyazaki, La princesa Mononoke (1997).
Abstract
The present article offers a female empowerment
analysis with a multimodal perspective of the antagonist Lady Eboshi in the film Princess Mononoke (1997),
directed by Hayao Miyazaki. The main research objective is to analyze the individual samples of female empowerment found
in her power from within and power over. The data from this
article were taken from three essential scenes by means of a mainly
qualitative-descriptive methodology, although quantitative data are also provided,
collected in a rubric created by the author that includes different indicators
such as the sense of the self, self-confidence and self-esteem. In the
end, the results obtained will show if Eboshi is
indeed a clear example of female empowerment.
Keywords: female
empowerment, power from within, power over, multimodality, Japanese animated
cinema, Hayao Miyazaki, Princess Mononoke (1997).
1. Introducción
El
empoderamiento femenino se ha convertido en un recurso necesario para escapar
de la opresión machista que muchas mujeres han experimentado a lo largo de sus
vidas (Marañón, 2018). Siendo la cuarta ola feminista el detonante para
establecer tanto sus bases como sus objetivos (Kowalska,
2018), son varios los expertos quienes han hecho hincapié en la importancia que
tiene el poder como fundamentación teórica y práctica dentro del empoderamiento
femenino (Rowlands, 1998; Kabeer,
1999; Cornwall y Edwards, 2014). A pesar de que la figura de la mujer ya poseía
poder antes de utilizarse el término relacionado con el empoderamiento, aunque
este poder se trataba de algo más invisible, era ella misma quien debía ser
consciente de él, y, por consiguiente, debía aplicarlo en cualquier contexto
social.
La
película de animación La princesa Mononoke (1997),
escrita y dirigida por Hayao Miyazaki, es un ejemplo
de lo que el mal llamado sexo débil es capaz de conseguir. Sus dos principales
personajes femeninos Lady Eboshi y San son el claro
ejemplo de ello: el hecho de que San sea una mujer protagonista y Eboshi una principal antagonista es algo peculiar teniendo
en cuenta que la época en la que se desarrolla el argumento del largometraje es
aproximadamente entre mediados del siglo XIV y mitad del siglo XVI, períodos en
los que las mujeres no tenían una alta participación en la sociedad. Asimismo,
Miyazaki las retrata como personalidades dominantes, alejadas de aquellas
protagonistas y antagonistas de otras producciones occidentales (Napier, 2018).
Desde
su primer lanzamiento con Nausicaä del
Valle del Viento (1984), el director asentó las bases para llevar a cabo la
creación de sus protagonistas femeninas, las cuales pudieran hacer frente a las
situaciones injustas sin llegar a demonizar a aquellas antagonistas que se
oponen en cierto modo (McCarthy, 2018). En consecuencia, el propósito de Eboshi es que los habitantes de la Ciudad del Hierro, de la
que es líder, prosperen, y para ello hará todo lo que sea necesario, como
destruir el bosque y a los dioses que lo protegen. Por su parte, San, la
denominada princesa Mononoke que mora en el bosque,
se enfrentará a Eboshi para así evitar que acabe con
su hábitat y su familia.
El
presente artículo pretende examinar ejemplos de empoderamiento femenino en la
película La princesa Mononoke (1997), más
concretamente de la antagonista Lady Eboshi. Al
tratarse de un largometraje, es considerado una producción multimodal, pues
recoge diversos modos de comunicación tales como la lengua, la imagen, los
gestos, la música, entre otros. Gracias a los primeros trabajos de Michael O’Toole (1994) y Kress y van Leeuwen (1996), junto con los de otros autores de igual
renombre como Baldry y Thibault
(2006), Machin y Mayr
(2012) y Jewitt, Bezemer y O’Halloran (2016), la multimodalidad
se ha ido extendiendo a lo largo de una amplia variedad de contextos, desde
conversaciones cotidianas hasta otras formas de comunicación más complejas como
pueden ser el cine y la literatura. En consecuencia, para entender la
naturaleza de la investigación resulta esencial prestar atención a las muestras
de empoderamiento de la mencionada antagonista enmarcadas en la perspectiva
multimodal.
Son
muchos los personajes femeninos que pueden ser examinados desde una perspectiva
multimodal basada en el empoderamiento femenino a lo largo de La princesa Mononoke (1997). Sin embargo, la selección de Eboshi en el presente estudio se justifica debido a
diferentes razones: se trata de la primera antagonista femenina que aparece en
el largometraje; desafía los roles de género impuestos por la sociedad por ser
la líder de su ciudad y la general de su propio ejército; y todo ello provoca
que muestre una fuerte personalidad, la cual es propensa a ser analizada bajo
la perspectiva del empoderamiento femenino. Debido a las limitaciones de
espacio, en este artículo se seleccionarán y analizarán únicamente tres escenas
en las que aparece Eboshi, las cuales constituyen la
mayor parte del argumento principal de la película, pues dichas escenas
contribuyen a su desarrollo como personaje empoderado.
La
hipótesis del presente artículo consiste en demostrar que la antagonista Lady Eboshi es un personaje que presenta un gran empoderamiento
femenino en La princesa Mononoke (1997). Para
ello, el objetivo perseguido a lo largo de la presente investigación es
analizar desde una perspectiva multimodal las diversas muestras de
empoderamiento en las que Eboshi ejerce su poder
desde dentro y su poder sobre para así comprobar si finalmente se
trata de un personaje empoderado. Por lo tanto, con respecto al objetivo del
estudio, la pregunta de investigación a la que se intentará dar respuesta es la
siguiente: ¿qué muestras individuales de empoderamiento femenino de poder
desde dentro y de poder sobre se encuentran en las escenas
analizadas?
Para
lograr el objetivo anteriormente mencionado, este artículo de investigación
está dividido en diferentes partes: a continuación de este apartado, se
desarrolla el estado de la cuestión que recoge diferentes subapartados
relacionados con la naturaleza de la presente investigación. En el apartado
tercero se introducen diferentes aspectos en referencia a la metodología
utilizada, seguido de la siguiente sección en la que aparecen los resultados
obtenidos a partir del análisis de las tres escenas de Lady Eboshi.
Finalmente, en el apartado quinto se halla la discusión consecuente de estos
resultados y una vez planteada, se presentarán las conclusiones a las que se ha
llegado a lo largo de este proyecto.
2. Estado de la
cuestión
2.1. Empoderamiento
femenino
El
concepto de empoderamiento femenino traza sus orígenes a la década de 1970,
aunque comenzó a ganar mayor visibilidad a partir de los años ochenta (Karlekar, 2015). Coincidiendo con la cuarta ola feminista,
su principal mensaje persigue que la civilización sea consciente del
empoderamiento de las mujeres (Chamberlain, 2017; Kowalska,
2018). Esta noción está basada a su vez en el poder, el cual conforma otro
término igual de relacionado con el empoderamiento. A pesar de que, en palabras
de Lukes (2021: 2), hoy en día “no todos estamos de
acuerdo acerca de qué constituye el poder y, por lo tanto, sobre dónde reside
el poder[1]”,
fue Dahl (1957: 203) quien afirmó en uno de sus
primeros escritos que “el poder es una relación, y que es una relación entre
personas”, y junto a otros autores de gran renombre, se indica que el poder
consiste en que A ejerce poder sobre B hasta el punto de incitar a B para que
haga algo que no habría hecho hasta entonces (Dahl,
1961; Polsby, 1963; Bachrach
y Baratz, 1970; Wolfinger,
1971). Por este motivo, la definición de poder sobre, recogida anteriormente,
es una de las primeras que se registraron como base ideológica.
No
obstante, este power over
o poder sobre supone un arma de doble filo en cuanto se ejecuta como
sinónimo de dominación. Por este motivo, Rowlands (1998:
13) también menciona el power to o poder
para, un tipo de poder persuasivo que “proviene del deseo de ver a un grupo
lograr lo que es capaz de hacer, donde no hay necesariamente conflicto o
intereses y el grupo establece su propia agenda”; el power
with o poder con, caracterizado por “una
sensación de que el todo es mayor que la suma de los individuos, especialmente
cuando un grupo aborda los problemas conjuntamente[2]”
(Williams, Seed y Mwuau,
1995: 254); y el power from
within o poder desde dentro, cuyas bases
son “autoaceptación y autorrespeto
que se extienden, a su vez, al respeto y aceptación de los demás como iguales[3]”
(Williams, Seed y Mwuau,
1995: 254).
Desde
la misma creación del término, el empoderamiento femenino ha supuesto cualquier
cambio revolucionario contra el orden establecido, el cual fue instigado
principalmente por “gente común y corriente, en lugar de políticos, expertos y
otras personas social o culturalmente aventajadas[4]”
(Béteille, 1999: 590). Así, fue abriéndose paso en la
sociedad como una estrategia feminista y un proceso de desarrollo para alcanzar
una transformación social, o en palabras de Cornwall y Edwards (2014: 4), “un
viaje que las mujeres podrían emprender solas o de manera conjunta que
conduciría a cambios en la conciencia y el poder colectivo[5]”.
De esta manera, se reconocerían las desigualdades en el poder, la obligación de
hacer valer el derecho a tener derechos y hacer presión para lograr un cambio
estructural (Batliwala, 1993; Kabeer,
1994, 1999; Rowlands, 1997; Sen,
1997).
Estos
cambios se aplicaron en diferentes ámbitos sociales y culturales, y por esta
razón son varios los autores que han basado sus principios dependiendo del
contexto al que hagan referencia. Batliwala (1993:
31) afirmó que “a menos que las mujeres se liberen de su percepción existente
de sí mismas como seres débiles, inferiores y limitados, ninguna cantidad de
intervenciones externas […] les permitirá desafiar las ecuaciones de poder
existentes en la sociedad, la comunidad o la familia[6]”
Tras lo expuesto en la cita anterior, el primer paso que debía dar la figura de
la mujer era ser consciente del poder que poseía, y por consiguiente aplicarlo
en cualquier contexto: social, político, económico, familiar, entre otros.
Tal y
como observan Bisnath y Elson
(1999: 1), el empoderamiento femenino enmarcó y facilitó “la lucha por la
justicia social y la igualdad de la mujer a través de una transformación de las
estructuras económicas, sociales y políticas a nivel nacional e internacional[7]”
De este modo, existen tres percepciones esenciales acerca del empoderamiento de
la década de los noventa: la primera de ellas tiene que ver con el hecho de que
el empoderamiento trata fundamentalmente de cambiar las relaciones de poder.
Cornwall y Edwards (2014: 7) van más allá y continúan declarando que: “no se
trata solo de mejorar las capacidades de las mujeres para hacer frente a
situaciones en las que experimentan opresión o injusticia. Se trata de permitir
que las mujeres pongan atención y cuestionen lo que antes podrían haber
considerado “natural” o “normal”, y que empiecen a actuar para cambiar esa
realidad[8]”
La
segunda percepción manifiesta que el empoderamiento es relacional en al menos
dos sentidos distintos, ya que Kabeer (1999), citada
por Cornwall y Edwards (2014: 7), indicó, por un lado, que “se refiere a las
relaciones de poder en las que se encuentran las personas, dentro de las cuales
pueden experimentar desempoderamiento o llegar a
adquirir la “capacidad de tomar decisiones estratégicas de vida”[9],
y por otro lado, “está supeditado a un estado anterior o futuro con el que se
relaciona la situación actual de una persona[10]”
(Cornwall y Edwards, 2014: 7), puesto que siempre parte de una experiencia
pasada. Finalmente, la tercera y última percepción mantiene que el
empoderamiento consiste en un proceso, por lo que no forma parte de “un estado
fijo, estado o punto final, por no hablar de un resultado medible al que se
pueden adjuntar objetivos” (Cornwall y Edwards, 2014: 7). Por esta razón, se trata
de un procedimiento que puede ser llevado a cabo de manera individual o junto
con otras personas.
Por
medio del empoderamiento femenino se pretende, pues, fortalecer a las mujeres y
luchar contra todas estas irregularidades. Tal y como se mencionó anteriormente,
ha estado y continúa siendo caracterizado por “autoconciencia, compromiso con
el cambio y la participación de uno mismo en esfuerzos participativos mediante
la construcción de los propios talentos latentes y el desarrollo de nuevas
habilidades[11]”
(Karlekar, 2015: xiii). Sin embargo, se reitera que
no solo se habla a nivel individual, ya que “el empoderamiento de la mujer debe
repercutir de forma colectiva para que las mujeres alcancen el poder, sean
críticas con el sistema heteropatriarcal y consigan una sociedad justa e
igualdad real” (Marañón, 2018: 96).
2.2. Análisis
crítico del discurso multimodal
Para
entender la naturaleza del análisis crítico del discurso multimodal, resulta
interesante abordar un concepto previo denominado análisis crítico del
discurso: un enfoque que atraviesa límites disciplinarios dentro del mismo
discurso por estar presente tanto en teorías lingüísticas como cuestiones
sociales (Flowerdew, 2013). Tal ha sido su influencia
en los estudios del lenguaje que se ha desarrollado asimismo en otros contextos
igual de significativos, “con especial énfasis en la dominación, la explotación
y la resistencia en diversos contextos sociales[12]”
(Flowerdew, 2013: 178). Norman Fairclough
(2010: 132), uno de los principales exponentes de esta corriente, ha trazado
las bases necesarias para llevar a cabo dicho análisis discursivo, afirmando
que
“El
método de análisis del discurso incluye la descripción lingüística del
texto lingüístico, la interpretación de la relación entre los procesos
discursivos (productivos e interpretativos) y el texto, y la explicación
de la relación entre los procesos discursivos y los procesos sociales[13]”
Tras
las declaraciones de Fairclough, existe un consenso
acerca de una noción relacionada con discurso y sociedad, entreviendo un gran
componente semiótico-social del que forman parte tanto el texto como la
interacción social, destacando de igual manera las relaciones de poder
aparecidas a lo largo del apartado 2.1. del presente artículo.
Machin y Mayr (2012: 6)
afirman que durante las décadas de los ochenta y noventa, “varios autores que
habían estado trabajando en lingüística comenzaron a darse cuenta de que el
significado generalmente se comunica no solo a través del lenguaje sino también
a través de otros modos semióticos[14]”
Bateman (2017: 612), por su parte, señala que “aunque
las preocupaciones originales en torno al trabajo del ACD eran con formas de
expresión “verbales” o “textuales”, ahora son comunes las llamadas para la inclusión
de otras formas comunicativas[15]”
Por este motivo, surge la idea de trasladar estos estudios a otros campos que
se encuentran más allá del propio texto a la hora de llevar a cabo un análisis
crítico del discurso: el denominado análisis crítico del discurso multimodal
(ACDM en adelante), puesto que la naturaleza de la presente investigación
prioriza aquellos elementos susceptibles de encontrarse en el ámbito fílmico en
combinación con otros recursos.
La
perspectiva teórica multimodal nace de la necesidad de poder aplicar este tipo
de análisis a diferentes investigaciones empíricas, pues establece sus
principios a partir de las observaciones de, por un lado, Gunther
Kress y Theo van Leeuwen (1996), y, por otro lado, de Michael O’Toole (1994), las cuales tuvieron lugar durante los
mencionados años noventa (Kress y van Leeuwen, 2001; Kress, 2010; Unsworth, 2011; Jewitt, Bezemer y O’Halloran, 2016).
Estos estudios situaban su centro de atención en los diferentes recursos que
interactúan entre sí en la producción de significado. Tal fue la repercusión de
esta nueva corriente que se expandió vertiginosamente a mediados de la década
de los 2000, “a medida que los lingüistas sistémicos y otros investigadores del
lenguaje se interesaron cada vez más en explorar la integración del lenguaje
con otros recursos[16]”
(O’Halloran, 2011: 123).
Es
indudable que “hubo un reconocimiento explícito de que la comunicación es
inherentemente multimodal y que la alfabetización no se limita al lenguaje[17]”
(O’Halloran, 2011: 123). Asimismo, Lyons (2016) manifiesta que los estudios multimodales se
fundamentan a partir de tres primordiales conjeturas. La primera de ellas es
aquella relacionada con la asunción de que la comunicación “siempre implica el
uso de múltiples modos (habla, escritura, gestos, imágenes y otros), y sus
relaciones intermodales contribuyen a la construcción de significado[18]”
(Lyons, 2016: 269). La segunda, igual de importante,
afirma que el significado “se construye a través de la selección y configuración
de diferentes modos en las interacciones[19]”
(Lyons, 2016: 269). La tercera y última conjetura
revela que “los recursos utilizados por los interactuantes se moldean
socialmente a lo largo del tiempo para crear un sentido cultural compartido de
la forma en que pueden transmitir significado[20]”
(Lyons, 2016: 269).
Siguiendo
las palabras de Machin y Mayr
(2012: 10), “la comunicación visual, así como el lenguaje, dan forma y son
moldeados por la sociedad[21]”,
por lo que el ACDM se centra de igual manera en el papel que la comunicación
juega dentro de las relaciones de poder. Consecuentemente, de acuerdo con Unsworth et al. (2005: 10), Kress
y van Leeuwen ponen de manifiesto que todo lo
relacionado con lo visual, además del propio lenguaje, “alcanzan no solo
representaciones de la realidad material sino también la interacción
interpersonal de la realidad social (como las relaciones entre los espectadores
y lo que se ve)[22]
”, además de “cohesionarse en composiciones textuales de diferentes maneras y
así darse cuenta de la realidad semiótica”. Así pues, las producciones
multimodales integran diferentes recursos semióticos que crean significados en
contextos determinados, “distribuidos entre muchos individuos diferentes en un
contexto particular de la cultura de una comunidad” (Baldry
y Thibault, 2006: 18, traducción propia) para revelar
el potencial que tanto imágenes, sonidos y palabras tienen como conjuntos de
sistemas relacionados entre sí.
2.3. Hayao Miyazaki y La princesa Mononoke
(1997)
Hayao Miyazaki, nacido el 5 de enero de 1941 en Tokio,
Japón, es uno de los animadores, guionistas, directores, dibujantes de manga
y autores japoneses más reconocidos del mundo. Siendo el segundo hijo de su
padre Katsuji Miyazaki, director de una empresa que construía
diferentes piezas y accesorios de aviación para la Segunda Guerra Mundial bajo
el nombre de Miyazaki Airplane, y su madre Dola Miyazaki, quien estuvo afectada por tuberculosis
espinal y hospitalizada durante un largo período de tiempo, es Hayao Miyazaki quien crea sus increíbles historias a raíz
de todos estos recuerdos de su infancia (Campoy Martínez, 2020: 13),
convirtiéndolas de esta manera en producciones únicas y exclusivas.
A pesar
de haber trabajado previamente en otras producciones tales como algunos
episodios de la serie Lupin III, no fue
hasta el lanzamiento de Nausicaä del Valle
del Viento (1984) cuando ganó mayor reconocimiento, pues gracias a esta
primera película adquirió una gran aclamación internacional (Bendazzi, 2003). En consecuencia, tanto la fama como el
camino hacia el mundo cinematográfico de Miyazaki continuaron con El
castillo en el cielo (1986), Mi vecino Totoro (1988),
Nicky, la aprendiz de bruja (1989), Porco Rosso (1992)
y Susurros del corazón (1995). Con respecto a la producción de La
princesa Mononoke, esta comenzó en 1995 y
se estrenaría dos años después, logrando un éxito sin precedentes en todo el
mundo (von Feigenblatt, 2007) y la culminación de la
mejor obra de Miyazaki (Tamaki, 2006), además de
ganar el Premio de la Academia Japonesa a la mejor película del año.
El
largometraje La princesa Mononoke (1997) se
diferencia de otras producciones en el hecho de que aborda varios dilemas y
críticas sociales. A modo general, y en palabras de Lenburg
(2012: 42, traducción propia), “la humanidad se ve obligada a aceptar la
naturaleza de su destructividad”. Asimismo, de acuerdo con von Feigenblatt (2007: 75, traducción propia), la película
representa “la lucha temprana entre la coexistencia pacífica de Japón con la
naturaleza encarnada por creencias tradicionales como el sintoísmo y el
animismo y el desafío a esta relación simbiótica provocada por la
industrialización temprana y la visión antropocéntrica del mundo”. En efecto,
este largometraje está basado en la mitología japonesa, con fuertes raíces en
la religión sintoísta debido a que su argumento está caracterizado por la
veneración de los espíritus de la naturaleza tales como los kodamas
o espíritus de los árboles, el Shishigami
o Dios del Bosque responsable de la vida y la muerte, y los mononokes o espíritus animales que protegen el
bosque.
Una de
las características de La princesa Mononoke (1997)
que más impacta es la manera en la que sus personajes, en especial los
femeninos, son representados como personas maduras y complejas (Tamaki, 2006; McCarthy, 2018). Esto se debe en parte a que
la historia está contextualizada en algún momento del período Muromachi, que duró desde el año 1336 hasta el año 1573, y
según Cavallaro (2006: 121, traducción propia), “fue
una época de inestabilidad política y cultural, coincidiendo con los primeros
intentos deliberados de los humanos por dominar la naturaleza en lugar de
honrarla y apaciguarla”. Por lo tanto, la confrontación, por un lado, entre la
modernidad y el progreso simbolizada por Lady Eboshi
y, por otro lado, la de la naturaleza representada por San revelan a estas
protagonistas y antagonistas como líderes que luchan por sus propios ideales.
En
consecuencia, La princesa Mononoke (1997) se
trata de una película protagonizada en mayor medida por heroínas (Tamaki, 2006), pues el largometraje trasciende aquellas
tramas de animación arquetípicas de la década de los noventa para así presentar
a sus personajes como humanos. Tanto Eboshi como San
aparecen al mismo tiempo en la película, y es en esa misma primera escena donde
se comprueba la personalidad de cada una: Eboshi es
la líder de la Ciudad del Hierro, erigida en el bosque por ella misma para así
proteger a los suyos. San, por el contrario, es la contraparte de Eboshi, ya que ella, al haber sido criada por Moro, la
Diosa Lobo, “detesta todo lo humano y vive sólo para destruir la civilización
humana” (Napier, 2005: 235, traducción propia).
La
razón que tiene San para enfrentarse a los seres humanos no es otra que la ira
que siente por todo el daño que estos están causándole al bosque, y por esta
razón acaba simbolizando “el enfrentamiento entre la civilización y el bosque”
(Tamaki, 2006: 113, traducción propia). Es cierto que
Eboshi y la Ciudad del Hierro son los causantes de
este mal; sin embargo, su motivación para ello no es otra que la prosperidad de
su gente. En palabras de Odell y Le Blanc (2015: 107, traducción propia), “Lady Eboshi, a primera vista, parecería ser la villana de la
historia; después de todo, ella está destruyendo el bosque y es activamente
agresiva. Pero también usa su posición para ayudar a encontrar empleo a los
leprosos, una parte difamada de la sociedad, y también a las prostitutas a las
que ha salvado de los burdeles”.
Por
ello, a pesar de sus propósitos con respecto al bosque, Eboshi
no termina de convertirse en un personaje vil debido a que defiende y ayuda a
los grupos marginales. De igual manera, San tampoco se acaba mostrando con los
atributos de una típica heroína, pues es incapaz de aceptarse a sí misma como
humana por haber sido criada por Moro, provocándole en consecuencia un
sentimiento de rechazo hacia los seres humanos como respuesta.
3. Metodología
A la
hora de analizar las muestras de empoderamiento femenino de Lady Eboshi a lo largo de La princesa Mononoke
(1997), se ha llevado a cabo un modelo metodológico principalmente
cualitativo-descriptivo basado en el análisis fílmico de las escenas de la
mencionada antagonista, aunque también se halla una importante aproximación
cuantitativa gracias a la utilización de una rúbrica de elaboración propia
(vid. Tabla 1). Dichas escenas no podían ser localizadas en primera instancia
sin la previa visualización de la película, haciendo posible la observación de
los fenómenos y sucesos tal y como ocurrían a lo largo de la historia. Además,
la teoría acerca de la perspectiva teórica multimodal permitió que el futuro
análisis se centrara en cómo la antagonista Eboshi se
expresaba en todas estas escenas, ya que se vislumbraba un alto nivel de
empoderamiento femenino en relación con su personalidad.
En
consecuencia, el instrumento diseñado a partir de la observación del
largometraje consiste en una rúbrica de elaboración propia (vid. Tabla 1)
elaborada a partir de algunas de las aportaciones de los diferentes autores que
hablan acerca de la medición del empoderamiento femenino (Rowlands,
1997, 1998; Kabeer, 1999; Cornwall y Edwards, 2014;
Marañón, 2018), la cual fue utilizada con el fin de recoger las muestras de
empoderamiento femenino de Eboshi y así llevar a cabo
un análisis e interpretación de las mismas. Como el estudio está centrado
únicamente en las intervenciones tanto lingüísticas como visuales de la
antagonista, esta rúbrica se desarrolló de manera que incluyera todos aquellos
poderes femeninos individuales, por lo que las nociones y conceptos
relacionados con los poderes colectivos que se mencionaron en el apartado 2.1.
de este artículo (poder para y poder con) no aparecen, pues no
son los adecuados con respecto al estudio de la antagonista.
Por
este motivo, la rúbrica utilizada en el análisis de las escenas está bifurcada
en los dos poderes que hacen referencia a la individualidad femenina: el poder
desde dentro y el poder sobre. Es interesante destacar que se
necesitará alcanzar el poder desde dentro para llegar al poder sobre,
ya que en este análisis no se concibe el segundo sin el primero. De esta misma
manera, estas muestras individuales de empoderamiento se dividen en el sentido
del yo de la antagonista, su confianza y su autoestima, las cuales están
interrelacionadas en todo momento e incluyen los siguientes elementos de
investigación:
a) En la categoría de poder desde
dentro, el sentido del yo engloba también el autoconcepto o cómo se
reconoce a sí misma (Rogers, 1959); la individuación o el sentido individual
respecto a un todo (Jung, 1970); y su posible independencia o personalidad
independiente. La confianza, por su parte, recoge la seguridad de sí misma o
cómo se expresa la antagonista tanto a nivel verbal como no verbal; y su
capacidad a la hora de tomar decisiones. Con respecto a la autoestima, se
abarca el aprecio o amor propio que ella misma manifiesta (Rogers, 1972).
b) En cuanto al poder sobre,
el sentido del yo viene caracterizado por la habilidad de la antagonista
para intercambiar cualquier tipo de información, sentimientos u opiniones; la
confianza implica una futura habilidad para negociar o tener la capacidad para
llegar a un acuerdo de manera efectiva; y finalmente por medio de la autoestima
se alcanza la habilidad para conseguir apoyo de otros individuos, ya que
denotará hasta qué punto Lady Eboshi es capaz de
ejercer su influencia.
Una vez
realizada la anotación de los diferentes ítems que forman parte de las muestras
individuales de empoderamiento femenino, y para que la medición de este
empoderamiento sea lo más eficiente posible, se incluye en la misma rúbrica una
escala de tipo Likert mediante la cual se apunta qué nivel de empoderamiento
posee la antagonista con respecto a cada reactivo, encontrando de esta manera
cinco opciones que hacen referencia a “muy bajo”, “bajo”, “no consta”, “alto” y
“muy alto”. Finalizada la confección de la rúbrica, se procedió a una segunda
visualización de la película para anotar todas aquellas escenas en las que
aparecía la antagonista Eboshi y con el fin de
contribuir al futuro análisis de su empoderamiento femenino individual,
explicado en el apartado que sigue a continuación.
4. Análisis de los
resultados
Tras el
visionado de la película La princesa Mononoke (1997),
se comprueba que está compuesta por 24 escenas, de las cuales Lady Eboshi aparece en un total de 11. Resulta interesante
destacar que, a modo general, este personaje carece de apariciones triviales,
ya que de alguna manera u otra siempre muestra un alto grado de empoderamiento
individual. Sin embargo, debido a las limitaciones encontradas en relación con
la extensión del presente artículo, se procede a analizar aquellas escenas que
conforman una estructura narrativa y un desarrollo efectivo del personaje, siendo
estas la Escena 5, de nombre “Ataque de los Dioses Lobos”; la Escena 16,
denominada “Luchando con Hierro”; y la Escena 22, llamada “Dios, Demonio y
Espíritu”. A continuación, se adjunta la rúbrica de elaboración propia con
todos los aspectos comentados a lo largo del apartado 3 y los cuales serán
examinados en profundidad en los siguientes subapartados:
Tabla 1. Rúbrica de
empoderamiento individual de Lady Eboshi en las tres
escenas
Empoderamiento
individual |
|
|
Muy bajo |
Bajo |
No consta |
Alto |
Muy alto |
|
|
Autoconcepto |
|
|
|
|
|
|
Sentido del yo |
Individuación |
|
|
|
|
|
Poder desde |
|
Independencia |
|
|
|
|
|
Dentro |
Confianza |
Seguridad |
|
|
|
|
|
|
|
Toma de decisiones |
|
|
|
|
|
|
Autoestima |
Aprecio |
|
|
|
|
|
|
Sentido del yo |
Comunicación |
|
|
|
|
|
Poder sobre |
Confianza |
Negociación |
|
|
|
|
|
|
Autoestima |
Influencia |
|
|
|
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Fuente: elaboración propia.
4.1. Contexto de la
Escena 5: Ataque de los Dioses Lobos
En la
Escena 5 tiene lugar la primera aparición de Lady Eboshi,
quien se muestra como la líder de la Ciudad del Hierro. Eboshi
se encuentra cerca de un precipicio mientras anima a los hombres que marchan
formando una fila para darse prisa en llegar a casa con las provisiones que
cargan los animales. Es en este mismo momento cuando aparece la Diosa Lobo
Moro, sus dos lobeznos y San, la denominada princesa Mononoke
y les tienden una emboscada a la que Eboshi responde
agrupando a los hombres para así hacerles frente. Tras unos cuantos disparos
ofensivos por parte de los hombres y ordenados por Eboshi,
la antagonista se prepara para el ataque de Moro. Es ella quien ahora se
encuentra apuntando con un rifle y dispara en cuanto ve a la Diosa abalanzarse
sobre ella, provocando que el animal caiga precipicio abajo. Después de este
suceso, y a pesar de perder algunos hombres, Eboshi
prioriza volver a casa cuanto antes.
4.1.1.
Empoderamiento de Lady Eboshi en la Escena 5
El poder
desde dentro de la antagonista se manifiesta en el mismo momento de su
aparición en la Escena 5, por lo que nos hallamos ante un personaje cuyo
sentido del yo está altamente desarrollado: Eboshi
se caracteriza por mostrar un gran autoconcepto, ya que es consciente de quién
es, y esto le ayuda a mostrarse como una sola persona con respecto al grupo de
hombres, pues con esta fuerte individualidad no necesita depender de nadie más
en cuanto a ordenar se refiere. La siguiente figura muestra la aparición de
Lady Eboshi por primera vez en la Escena 5, donde se
aprecia su gran sentido del yo (Figura 1):
Figura 1. Primera
aparición de Lady Eboshi en la Escena 5 |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
A su
vez, es ella quien da las órdenes y también quien ejecuta estos mandamientos,
por lo que la confianza que tiene en sí misma es indudable: no existe ápice de
inseguridad a la hora de poner a los hombres en una posición ofensiva para así
hacer frente al ataque de los lobos, además de obligarlos a abrir fuego en el
momento que sea necesario (vid. Figura 2).
Figura 2. Capturas
en las que se aprecian muestras de confianza de Eboshi |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
De
igual manera, su capacidad para tomar decisiones viene precisamente motivada
por esta seguridad, ya que de lo contrario habría tenido lugar un desenlace
todavía más desfavorable. Finalmente, y en relación con la autoestima de Eboshi, se evidencia que es muy alta a lo largo de esta
escena, puesto que aparte de todas sus intervenciones argumentadas
anteriormente, se muestra tal y como es y es consciente de su potencial en todo
momento: Eboshi sabe que Moro se trata de una diosa y
es prudente a la hora de asegurar que no morirá fácilmente (vid. Figura 3).
Figura 3. Ejemplo
de autoestima de Eboshi. |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
En
consecuencia, como existe poder desde dentro en Eboshi,
también se presencian diversas muestras de poder sobre: comenzando con
su sentido del yo, la antagonista es totalmente hábil en cuanto a
comunicar se refiere, ya que empieza indicando que todos los allí presentes
podrán comer en cuanto lleven el arroz a la ciudad y consiguiendo de esta
manera que los hombres continúen la marcha, además de dejarle claro a Gonza, su mano derecha, que los primeros en aparecer son
los cachorros, por lo que debe esperar hasta ver a la diosa Moro, que realmente
les supone un problema mayor (vid. Figura 4).
Figura 4. Capturas
en las que se halla la habilidad de comunicación de Eboshi |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
Con
respecto a su habilidad a la hora de negociar, es cierto que no es un indicador
explícito a lo largo de esta escena, pues Eboshi no
necesita llegar a un acuerdo con nadie para conseguir su objetivo principal.
Esto no significa que no la posee; simplemente aparece de manera más
significativa en otras escenas. Sin embargo, sí se destaca la habilidad que
tiene Lady Eboshi para conseguir apoyo, pues logra
que Gonza, a pesar de poseer un rango superior con
respecto a los otros hombres, actúe tal y como ella misma se lo pide (vid.
Figura 5), y además se comprueba que los hombres aparecen igualmente
influenciados por las dotes de liderazgo que posee la antagonista, y por ello,
acatan sus órdenes en todo momento.
Figura 5.
Capacidad para conseguir apoyo de Eboshi |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
4.2. Contexto de la
Escena 16: Luchando con Hierro
Lord Asano, un poderoso samurái, manda a sus tropas para luchar
por sorpresa contra la Ciudad del Hierro. Eboshi,
provista de su rifle, pide a sus hombres que aguarden hasta que los secuaces de
Asano se acerquen lo máximo posible, de manera que al
abrir fuego causen las mayores bajas. Ella misma se encarga de neutralizar a
dos altos cargos de Lord Asano, y acto seguido Eboshi y sus hombres se van retirando hacia la Ciudad del
Hierro. En el trayecto se encuentra con Jigo, quien la acompaña hasta la Ciudad
del Hierro y donde le recuerda que hicieron un pacto para destruir a Lord Asano.
Lady Eboshi afirma cumplir sus promesas, y se dirige a Jigo
diciéndole que puede retirar los hombres que él tiene escondidos. Más tarde, Eboshi se reúne con las mujeres de la Ciudad del Hierro y
les pide que se queden allí defendiendo la ciudad.
4.2.1.
Empoderamiento de Lady Eboshi en la Escena 16
A lo
largo de la Escena 16, y comenzando con el poder desde dentro, Lady Eboshi continúa siendo totalmente consciente de lo que
engloba su figura, por lo que su autoconcepto sigue intacto con respecto a la
anterior escena, y por este motivo se halla ese sentido individual en
comparación a un todo que también tuvo lugar en la Escena 5.
Las
muestras de independencia dentro del sentido del yo de Eboshi son bastante claras, pues no necesita ayuda de
ninguna otra persona para llevar a cabo sus planes: una destacada muestra de su
independencia se encuentra cuando es ella quien prepara a los hombres para que
se dispongan a disparar a los esbirros de Lord Asano,
tal y como se puede comprobar en la Figura 6:
Figura 6.
Fotograma en el que se halla la alta independencia de Eboshi |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
Todo
ello provoca que su confianza vuelva a mostrarse muy alta, ya que la manera en
la que se expresa con sus hombres, con Jigo e incluso con las mujeres de la
Ciudad del Hierro indican una gran seguridad en sí misma y, en consecuencia, su
capacidad para tomar decisiones no languidece en absoluto: se encarga de
disparar a dos altos mandos de Lord Asano, le pide a
Jigo que retire a los hombres que tiene escondidos en la ladera del monte, y
ordena a las mujeres que se queden protegiendo la Ciudad del Hierro (vid.
Figura 7).
Figura 7. Capturas
en las que Eboshi aparece con una gran confianza en
sí misma |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
Estas
muestras de empoderamiento vienen apoyadas por la alta autoestima que le
caracteriza cuando le afirma a Jigo que haciendo las cosas a su manera no se
pierden vidas y cuando le asegura que enfrentarse a los jabalíes será más fácil
que contra Moro y sus lobeznos (vid. Figura 8), señal de que es capaz de evaluar
sus vivencias y cómo ha aprendido de ellas.
Figura 8.
Fotogramas donde se aprecia la alta autoestima de Eboshi |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
De
acuerdo con el poder sobre, son varias las muestras individuales de
empoderamiento que presenta Lady Eboshi. Comenzando
con su habilidad para comunicar, muy relacionada con el sentido del yo de
la antagonista, esta se efectúa de manera apropiada a la hora de dirigirse a
Jigo y a las mujeres de la Ciudad del Hierro, pues en estas ocasiones existe un
intercambio de información significativo: por un lado, le informa a Jigo que
sabe que Lord Asano envió a sus samuráis contra ella,
además de garantizarle que llegó a tal conclusión porque Asano
accedería a una tregua por la mitad de su hierro; en cuanto a las mujeres, les
manifiesta que quiere que se queden al mando de la Ciudad del Hierro porque a Eboshi le preocupan más los humanos que los dioses del
bosque, ya que no sabe si Jigo se conformará con el pacto que hicieron,
rebelándose entonces con sus fusileros contra la ciudad (vid. Figura 9).
Figura 9. Capturas
en las que aparece representada la habilidad para comunicar de Eboshi |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
En
cuanto a su habilidad para negociar, reforzada por su confianza, esta se halla
de manera explícita cuando Jigo hace referencia al acuerdo que estipularon en
el pasado, a lo que Eboshi responde que ella cumple
sus promesas de manera rotunda y con una gran confianza en sí misma. Además,
otra de las muestras de negociación que tiene lugar en esta escena se encuentra
en el momento en el que consigue que las mujeres se hagan cargo de la ciudad
cuando ella no esté (vid. Figura 10), ya que en primera instancia ellas se
ofrecieron para prestarle asistencia en la guerra y de este modo ayudarla fuera
de la ciudad.
Figura 10.
Fotogramas donde Eboshi muestra su habilidad para
negociar |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
Por
último, la influencia que denota Lady Eboshi para
conseguir apoyo de los demás está igualmente presente en las siguientes
situaciones: cuando está con sus hombres luchando contra las tropas de Lord Asano, pues estos caballeros cumplen con sus órdenes en
todo momento; cuando le pide a las mujeres que moderen sus modales cuando
algunos mensajeros de Lord Asano llegan a las puertas
de la Ciudad del Hierro, consiguiendo que todas ellas asientan; en el momento
en el que se dirige a dos chicas a quienes enseña la carta del Mikado que Jigo
le entregó a Eboshi con antelación (vid. Figura 11),
logrando que estas mujeres le trasladaran sus opiniones al respecto; y cuando
consigue que las mujeres se queden en la Ciudad del Hierro una vez acabados los
argumentos que ella misma les expuso previamente.
Figura 11. Capturas en las que se hallan diversas muestras de
influencia para que Eboshi consiga apoyo |
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Fuente: La princesa Mononoke
(Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
4.3. Contexto de la
Escena 22: Dios, Demonio y Espíritu
Tras
aparecer el Espíritu del Bosque, Eboshi se prepara
para alcanzarlo con un disparo. Una vez ejecutado, no es capaz de acabar con su
vida y avisa a todos los presentes de que se dispone a realizar un segundo
impacto, mediante el cual será capaz de arrebatarle la cabeza a pesar de las
advertencias de Ashitaka, el protagonista masculino
de la película. Conseguido su propósito, advierte a los hombres para que no se
acerquen, ya que el Espíritu del Bosque ahora está transformándose en el Dios
de la Muerte que va arrasando con todo lo que se cruce por su camino, y justo
después Eboshi coge la cabeza del Dios y la guarda en
la caja de Jigo. Es en este momento cuando Moro se abalanza sobre Eboshi y le arranca el brazo. Auxiliada por Gonza, ambos son rescatados por Ashitaka
y cuando llegan al otro lado del lago, Eboshi,
malherida, le pide a Ashitaka que no sea compasivo
con ella.
4.3.1.
Empoderamiento de Lady Eboshi en la Escena 22
En esta
escena, el poder desde dentro de Eboshi
continúa estando igual de presente que en las anteriores. La antagonista no ha
desvanecido con respecto a la concepción que tiene de sí misma, pues no ha
olvidado quién es ni la imagen que tiene sobre ella, y asimismo vuelve a
mostrar una faceta del todo independiente: a pesar de compartir espacio con los
otros hombres, es ella quien se encuentra al frente de la situación en todo
momento, tanto en el primer disparo contra el Espíritu del Bosque como en el
segundo, en el cual se sitúa en frente de él (vid. Figura 12).
Figura 12. Ejemplos del sentido del
yo de Eboshi |
|
|
|
Esto a
su vez desencadena que, con respecto a su confianza, se halle segura de sí
misma y pueda tomar decisiones infalibles, ya que se dirige a los hombres y les
dice que va a enseñarles cómo se ha de matar a un Dios, continuando con que el
secreto consiste en no temerle y ejecutando al Espíritu en consecuencia. Todo
ello hace que su autoestima también sea alta, pues tal y como se ha explicado
anteriormente, una de las muestras más representativas de esta escena tiene
lugar cuando consigue dispararle al Dios del Bosque por segunda vez y
finalmente es capaz de arrancarle la cabeza, además del momento en el que Moro
le arranca el brazo y le transmite a Gonza que, tal y
como le expresó en la Escena 5, Eboshi estaba en lo
cierto con respecto al hecho de que la cabeza de un lobo puede seguir
mordiendo.
Figura 13. Fotogramas referentes a
la confianza y autoestima de Lady Ebosh |
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Fuente: La princesa Mononoke (Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
Estando
garantizado el poder desde dentro de Eboshi,
se continúa con el análisis de su poder sobre. El sentido del yo se
logra de manera efectiva en el momento en el que se evidencia su habilidad para
comunicarle a los hombres todo lo que va a ejecutar (vid. Figura 13) y cuando
se dirige a Gonza y Ashitaka
cuando está malherida. Su habilidad para negociar, apoyada por su propia
confianza, se halla en el momento en el que le lanza a Jigo la cabeza del
Espíritu del Bosque mientras le recuerda el acuerdo que habían pactado
anteriormente (vid. Figura 14), en el cual Eboshi se
comprometía a darle la cabeza para que él pudiera cobrar una recompensa al
respecto, mencionado también en la Escena 16. Siendo este acuerdo efectivo, se
demuestra cómo Eboshi posee la capacidad de negociar
de manera práctica y objetiva.
Figura 14. Ejemplo de negociación
de Eboshi |
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Fuente: La princesa Mononoke (Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
Finalmente,
la antagonista vuelve a conseguir apoyo por parte de los demás hombres, ya que
estos actúan tal y como ella les ordena: esperan mientras comprueban cómo ella
es capaz de aniquilar al Espíritu del Bosque (vid. Figura 13), se mantienen
alejados del Dios o por el contrario acabarán sucumbiendo y tanto Gonza como Ashitaka acuden a
auxiliarla cuando Moro le cercena el brazo, señal de un alto nivel de apoyo
(vid. Figura 15).
Figura 15. Capturas donde se
aprecian diversas muestras de apoyo hacia Eboshi |
|
|
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Fuente: La princesa Mononoke (Miyazaki, 1997) © Studio Ghibli. |
Una vez analizadas las muestras de
empoderamiento femenino de Eboshi, se incluyen los
porcentajes referentes a los datos relacionados con dicho empoderamiento a
continuación, los cuales han sido recogidos a partir del análisis
cualitativo-descriptivo realizado anteriormente y que muestran de manera
cuantitativa el nivel de poder que posee Eboshi:
Tabla 2. Resultados
de empoderamiento individual de Lady Eboshi
Empodera-miento
individual |
|
|
Muy bajo |
Bajo |
No consta |
Alto |
Muy alto |
|
|
Autoconcepto |
|
|
|
|
100% |
|
Sentido del yo |
Individuación |
|
|
|
|
100% |
Poder desde |
|
Independencia |
|
|
|
|
100% |
Dentro |
Confianza |
Seguridad |
|
|
|
|
100% |
|
|
Toma de decisiones |
|
|
|
|
100% |
|
Autoestima |
Aprecio |
|
|
|
66,6% |
33,3% |
|
Sentido del yo |
Comunicación |
|
|
|
|
100% |
Poder sobre |
Confianza |
Negociación |
|
|
33,3% |
|
66,6% |
|
Autoestima |
Influencia |
|
|
|
|
100% |
Fuente: elaboración propia.
5. Discusión
Realizado
el análisis pormenorizado de las escenas comentadas en el anterior apartado, se
confirma que Lady Eboshi es una antagonista
empoderada gracias a las diversas muestras multimodales de empoderamiento femenino
que han sido examinadas en la rúbrica. Por este motivo, y en consonancia con lo
aportado por Rowlands (1997, 1998), Kabeer (1999), Cornwall y Edwards (2014) y Marañón (2018) a
la hora de realizar una posible medición del empoderamiento femenino, la pregunta
de investigación mediante la cual se buscaba dar respuesta a cuáles podrían ser
dichas muestras de empoderamiento femenino ha resultado ser del todo apropiada,
pues gracias a la confección de la rúbrica (vid. Tabla 1) basada en las
muestras de empoderamiento individuales se ha comprobado que Eboshi posee un gran poder desde dentro, fruto de su
autoconcepto, independencia, dotes de liderazgo y autoestima. Asimismo, sin
este poder desde dentro, Eboshi no habría
desarrollado sus habilidades para comunicar, negociar ni conseguir apoyo de
manera efectiva.
En
consonancia con lo afirmado por Batliwala (1993), Eboshi es consciente del poder que tiene, por lo que no se
considera débil, inferior ni limitada. Al contrario, se muestra al frente de
todas las situaciones que aparecen a lo largo de las escenas analizadas en la
presente investigación: en la Escena 5 (vid. subsección 4.1.1.), dirige a los
hombres mediante órdenes y comandas, además de no perder su posición ofensiva
en cuanto a disparar a Moro se refiere; en referencia a la Escena 16 (vid.
subsección 4.2.1.), se encarga de neutralizar a dos altos mandos de Lord Asano; y en consideración con la Escena 22 (vid. subsección
4.3.1.), demuestra a los demás hombres cómo es capaz de matar a un Dios, no
dudando en cargar contra el Espíritu del Bosque en consecuencia. Además, Lady Eboshi aplica los poderes que posee en todos los ámbitos
posibles: en referencia al terreno político y social como dirigente de la
Ciudad del Hierro, y con respecto al contexto económico en la Escena 16 (vid.
subsección 4.2.1.) como la responsable de la minería y manufacturación del
hierro.
Por
ende, de acuerdo con lo defendido por Karlekar
(2015), se constata que existe un gran compromiso por parte de Eboshi con respecto a la construcción de sus propios
talentos como mujer, así como en el desarrollo de todas sus habilidades.
Asimismo, se afirma de igual manera que Eboshi ha
mostrado distintas complejidades a lo largo del largometraje, ya que como
apuntaron Odell y Le Blanc
(2015), no llega a resultar ser una villana del todo: lo único que desea es que
la Ciudad del Hierro prospere y que todas aquellas personas bajo su mando
puedan alcanzar una vida basada en el bienestar. No se debe ignorar el hecho de
que ella salvó a las mujeres del tráfico de personas en los burdeles y ayudó a
los leprosos. Sin embargo, ella es la principal razón por la que los humanos
están destruyendo la naturaleza, y es cierto que su exceso de arrogancia
conlleva un gran peligro a lo largo de la película.
En
definitiva, Lady Eboshi se presenta como una
personalidad femenina que logra sus propósitos sin necesidad de recurrir a la
ayuda y asistencia masculina, convirtiéndola de esta manera en una líder,
rebelde y persona trabajadora, pues es una mujer con gran destreza en el
combate y una sabiduría suficiente para entender y aceptar su propio destino.
Asimismo, se ha reflejado como un personaje sin miedo a desafiar los roles de
género tradicionales, ya que se muestra participando en actividades típicamente
masculinas tales como liderar batallas y utilizar maquinaria pesada.
6. Conclusiones
Esta
investigación ha demostrado que el personaje femenino de Lady Eboshi es, en efecto, un notable ejemplo de empoderamiento
femenino, pues así se ha constatado gracias al detallado análisis multimodal de
todas sus muestras individuales de empoderamiento: tanto su poder desde
dentro como su poder sobre, caracterizados por un gran sentido del yo,
una elevada confianza en sí misma y una alta autoestima, han sido alcanzados de
manera efectiva. Asimismo, estos indicadores han supuesto un punto de partida
para medir el empoderamiento individual femenino, pues esto se ha conseguido
gracias al estudio de todos aquellos aspectos relacionados con el autoconcepto,
la individuación, la toma de decisiones, la comunicación, entre otros.
Esto a
su vez se ha demostrado con las observaciones y análisis de las situaciones que
han ido apareciendo a lo largo de las tres escenas escogidas para la presente
investigación, pues dichas interpretaciones así lo revelaron a lo largo de los
resultados del estudio. De este modo, se ha comprobado que Eboshi
se trata de un personaje complejo y multidimensional que muestra rasgos de
empoderamiento femenino individual, además de afirmar que realizar una
investigación de este calibre ayuda a una mejor comprensión de la personalidad
de la antagonista, permitiendo ahondar más si cabe en su desarrollo como
personaje.
Sin
embargo, es importante no olvidar que las muestras de estudio se han reducido a
solo tres escenas de la película por limitaciones de espacio. A pesar de esta
limitación, estos primeros resultados han sido del todo favorables, aunque tal
y como se indicó anteriormente, son muchas más las apariciones de Lady Eboshi en las que se evidencia un alto grado de
empoderamiento femenino. Por este motivo, se sugiere un análisis de las escenas
restantes de manera que puedan alcanzarse unas conclusiones más justas y
precisas.
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[18] La traducción es nuestra.
[19] La traducción es nuestra.
[20] La traducción es nuestra.
[21] La traducción es nuestra.
[22] La traducción es nuestra.