Los hombres y la Agenda Feminista, ¿por qué los hombres se interesan por la igualdad de género? Un estudio cualitativo con personas expertas sobre las razones que motivan al cambio en las masculinidades

 

Men and the Feminist Agenda, why are men interested in gender equality? A qualitative study with experts on the reasons that motivate change in masculinities

 

 

Ana López Ramos

Eva Cifre Gallego

ana.lopez@uji.es

cifre@uji.es

Universitat Jaume I – España

Universitat Jaume I - España

 

 

Recibido:   02-02-2023

Aceptado:  29-05-2023

 

 

Resumen

Actualmente se observa un creciente interés por las llamadas masculinidades igualitarias, y cómo estas pueden favorecer la igualdad de género. Aunque se están desarrollando muchos estudios e intervenciones orientadas a trabajar con ellas, aún existen muchas incógnitas acerca de qué elementos son los que generan cambios significativos en los varones para abandonar la masculinidad tradicional. El objetivo de este estudio es determinar los factores que producirían un interés relevante de los varones por la igualdad. A través de la técnica cualitativa Delphi con un grupo de 21 personas expertas, los resultados muestran 12 motivos principales para la transición hacia masculinidades igualitarias. Estos resultados permiten avances teóricos y aplicados, ya que dan la base para el futuro diseño de intervenciones eficaces.

Palabras clave: masculinidades igualitarias, igualdad de género, análisis cualitativo, masculinidad hegemónica, técnica delphi.

 

Abstract

Currently, there is a growing interest in so-called egalitarian masculinities and how they can favor gender equality. Although many studies and interventions aimed at working with them are being developed, there are still many unknowns about which elements generate real changes in men to abandon traditional masculinity. The objective of this study is to determine the factors that would produce a significant interest of men towards equality. Using the qualitative Delphi technique with a group of 21 experts, the results show 12 main reasons for the transition towards egalitarian masculinities. These results allow theoretical and applied advances, as they provide the basis for the future design of effective interventions.

Keywords: equal masculinities, gender equality, qualitative analysis, hegemonic masculinity, delphi technique.

1. Introducción y objetivos

 

 

Desde la Declaración de Beijing de 1995 se hace patente la necesidad de trabajar con los hombres en favor de la igualdad de género, tanto por su poder para generar un verdadero cambio social integral, como por su papel en el ejercicio de violencias hacia las mujeres y niñas (ONU Mujeres, 2000). Se marca, por lo tanto, el trabajo con masculinidades como un elemento estratégico para favorecer la lucha por la igualdad de género, ya que varios de los objetivos de la Agenda Feminista 2030, como lo son la Economía de los cuidados o las Violencias machistas, interpelan directamente a los hombres por su capacidad de agencia para combatir las diferencias de trato, reducir la carga del trabajo doméstico y erradicar las violencias hacia las mujeres. No obstante, podemos encontrar referencias del trabajo con hombres desde, aproximadamente, los años 70, así como estudios teóricos de cómo el género masculino, al igual que el femenino, se construye socialmente y que, por tanto, es susceptible a poder modificarse a través de la educación y otros aspectos socio-culturales (Hardy y Jiménez, 2001).

A nivel teórico, existe una considerable bibliografía acerca de los tipos de masculinidades existentes. De todas ellas, la clasificación más aceptada es la realizada por la autora Raerwyn Connell, que clasifica las masculinidades en cuatro tipos esenciales (Connell, 1995):

 

1) Masculinidad hegemónica, también llamada masculinidad tradicional. Este tipo de masculinidad representaría los valores clásicos del patriarcado asignados al género masculino. Esta masculinidad hegemónica se sostiene sobre el ejercicio de poder de los hombres, así como en el uso y disfrute de los privilegios masculinos. Esto se consigue mediante el ejercicio de dominación o violencia sobre las mujeres, las niñas y niños, así como sobre otros hombres no hegemónicos. Hay que entender que esta masculinidad hegemónica es difícilmente alcanzable, se entiende como un “ideal” que los hombres deben cumplir para alcanzar la cima de la jerarquía masculina.

2) Masculinidad cómplice, referida a la que es mostrada por aquellos hombres que, pese a no cumplir con el ideal hegemónico, o no poder ostentar tanto poder como los anteriores, siguen manteniendo ciertos privilegios derivados de su condición de hombres (dividendos patriarcales[1]). Al disfrutar de dichos privilegios, adoptan una postura cómplice respecto a las violencias machistas o el ejercicio de poder, sin cuestionar el sistema patriarcal ni apoyar la lucha por la igualdad de género. Algunos, incluso, pueden adoptar posturas reactivas, como las que pueden observarse en las actuales reacciones postmachistas o neomachistas.

3) Masculinidad marginada, sería la propia de aquellos hombres que, por razones asociadas a otras características sociales, como la etnia, la religión o la clase social, no pueden disponer de tanto poder o privilegios como los dos grupos anteriores. Esto no implica, necesariamente, que estos hombres se posicionen contra las desigualdades de género o la violencia hacia las mujeres. Meramente, por sus condiciones sociales, no tienen iguales oportunidades de ejercer dominio o poder que los tipos anteriormente mencionados.

4) Masculinidad subordinada que también ha sido denominada como “afeminada”. Este tipo de masculinidad muestra actitudes o conductas tradicionalmente asignadas a las mujeres (por ejemplo, se hacen responsables del cuidado de otras personas, de las tareas domésticas, muestran una mayor emocionalidad…). Este último tipo sí podría hacer referencia a hombres que apoyan la lucha de las mujeres, aunque no necesariamente tendría que producirse.

 

Connell (1995) nos ofrece, con esta clasificación, una idea fundamental sobre la pluralidad que existe en las masculinidades. Así como la idea de que estas se entienden como una especie de pirámide donde la cúspide de la misma implicaría el máximo ejercicio de poder y los mayores privilegios, sólo destinados a los varones. Al existir una jerarquía entre ellas, queda patente la necesidad percibida por los hombres de ascender hacia la cima. Para ello, un elemento básico es la demostración de masculinidad (Bonino Méndez, 2002). La masculinidad tradicional no se entiende sin la presencia de “otros” con la cual demostrar tener una serie de características, como las que describen Heilman, Gary Barker y Alexander Harrison (2017) en su estudio, como la autosuficiencia, la fortaleza, los roles masculinos, la hipersexualidad o la agresividad.

Los estudios, como los realizados por Joan Sanfélix y Anastasia Téllez (2021), muestran cómo la masculinidad tradicional está asociada a privilegios y poder. Por lo tanto, ¿por qué los hombres irían en contra de un sistema que les beneficia? La respuesta simple sería porque la masculinidad tradicional también implica costes, como bien expone Benno De Keijzter (1997) en sus estudios, tanto a nivel físico, psicológico y social. Estudios que respaldan datos como la menor esperanza media de vida de los hombres, los altos índices de mortalidad masculina que reflejan las estadísticas o el preocupante porcentaje de hombres que se suicidan (2.982 fallecidos en 2021, con un incremento del 1.8% respecto al año anterior) (Instituto Nacional de Estadística, 2022). Sin embargo, aunque la masculinidad tradicional tenga graves perjuicios para la calidad de vida de los hombres, sigue partiendo de una posición ventajosa respecto las mujeres, los niños y las niñas, dados los privilegios anteriormente comentados y el valor superior que se ha asociado a “lo masculino” (Lozoya Gónez, 2016; Leal Docampo y Rodríguez Pousada, 2020).  No obstante, queda patente que la masculinidad tradicional no está exenta de costes. Pero, ¿hay algo más, aparte de desear una mayor calidad de vida, que haga que los hombres avancen hacia la igualdad de género? Y, si es así, ¿qué genera este cambio?

En 2009, Susana Covas desarrolla un estudio para el Instituto de las Mujeres, en colaboración con Javier Maravall y Luis Bonino, para determinar, precisamente, las experiencias vitales de algunos hombres que les había impulsado a la transformación hacia modelos de masculinidades más igualitarios (Covas, Maravall y Bonino, 2009). En todos los casos, el inicio de los cambios se producía por concienciación respecto a la situación social de las mujeres. Algunos de ellos, desde la militancia política o el trabajo en entidades sociales o por la influencia de mujeres feministas, ya sea por ser su pareja sentimental o simplemente compañeras del entorno cercano. En estas situaciones, se aprecia en los discursos presentes en el estudio una fuerte convicción y un acercamiento voluntario, no por ello más sencillo, pero sí mucho más fluido.

Diferentes eran las situaciones que relataban otros participantes donde el cambio había sido “forzado” por sus circunstancias vitales, especialmente por las parejas, cuando se mostraban ciertos comportamientos o actitudes machistas, que resultaban intolerables y en muchas ocasiones culminaban con rupturas, divorcios o crisis vitales que favorecían la reflexión sobre la propia masculinidad y el cambio. En algunos casos, tras estas crisis, los hombres se iniciaban en los grupos de hombres por la igualdad de género, y lo describen como un punto de inflexión clave para entender la transformación hacia masculinidades más igualitarias.

Queda patente, por tanto, la existencia de múltiples razones que podrían encaminar a los hombres hacia masculinidades más igualitarias y que, por tanto, podrían suponer una buena base para el diseño de intervenciones eficaces en los varones. Desde la década de los 70 encontramos ejemplos de hombres que han trabajado activamente para erradicar las violencias machistas y fomentar la igualdad de género, así como ejemplos de programas de intervención con hombres desde diferentes perspectivas (terapéuticas, sociológicas, laborales…) (Enguix, Nardini y Abril, 2018).

Si bien es cierto que proliferan los trabajos empíricos con hombres que han ejercido violencia contra las mujeres, como, por ejemplo, los realizados por Francisca Expósito y Sergio Ruiz (2010) o programas europeos como el desarrollado por el equipo de Heinrich Geldschläger et al. (2010), lo cierto es que existe escaso conocimiento de programas con varones que no se encuentran en situación de privación de la libertad o que nunca hayan ejercido violencia.

Por otro lado, existe un problema añadido en cuanto al trabajo con masculinidades, y es el escaso desarrollo conceptual sobre las masculinidades igualitarias. Si bien es cierto que se dispone de una basta bibliografía sobre la masculinidad hegemónica o tradicional, conocemos muy poco sobre qué son las masculinidades igualitarias. Incluso encontramos múltiples términos para hacer referencia a estas, como pueden ser nuevas masculinidades, masculinidades alternativas, masculinidades positivas, masculinidades disidentes… Términos que, en ocasiones, no acaban de ser aceptados socialmente, como se verá más adelante, ni reflejan el cambio que se produce en los hombres que se aproximan a la igualdad de género y a la lucha contra la violencia hacia las mujeres.

Es por ello que, para este estudio, se propone el concepto de masculinidades igualitarias, y las definimos como (López, Cifre y Hernández, 2022: 664):

 

“Aquellas que son ejercidas por los hombres que, tras haber realizado ese proceso de reflexión sobre el machismo y los mandatos patriarcales que han sido interiorizados a través de la socialización masculina, son capaces de dar un paso atrás y tomar consciencia de dichos mandatos y de los privilegios que ostentan por pertenecer al sexo masculino. Una vez hecha dicha reflexión, los hombres con una masculinidad más igualitaria se esfuerzan por establecer relaciones igualitarias con su entorno, tanto con las mujeres como con otros hombres, renunciando al uso de la violencia o la dominación, denunciando el machismo y los privilegios en otras personas o estructuras sociales y tomando un papel activo en las actividades domésticas y de cuidado, fomentando así la eliminación de roles y estereotipos de género”

 

 

2. Objetivos y metodología

 

 

Tomando como base el trabajo de Susana Covas, este estudio pretende determinar las principales causas que llevan a los hombres a aproximarse hacia la igualdad de género e iniciar el cambio hacia masculinidades más igualitarias. A diferencia del trabajo de esta autora, que pretendía recopilar las experiencias de hombres que habían vivido dicho proceso de transición hacia la igualdad de género, este trabajo cualitativo pretende recoger los conocimientos y experiencias de personas expertas en igualdad de género y masculinidades. Aunque también se hacen preguntas relativas a experiencias personales sobre el proceso de transición hacia masculinidades más igualitarias, entendemos que por el perfil de las personas participantes y su relación con el ámbito de estudio, sus experiencias vivenciales, profesionales y conocimientos teóricos pueden dar una visión más holística sobre la temática, así como claves que, bajo su perspectiva, puedan suponer el éxito de las intervenciones con los varones.

El objetivo de este estudio sería, por tanto, poder emplear las causas del cambio como claves para el diseño de intervenciones con varones que resulten más efectivas.

Para la presente investigación se utilizó una técnica de corte cualitativo denominada Técnica Delphi. Esta técnica permite la recopilación de información proporcionada por personas expertas sobre una temática determinada, hasta conseguir una conclusión consensuada sobre el tema que se está trabajando.

Inicialmente se preparan diversas preguntas de tipo abierto, que permitan que cada persona pueda desarrollar ampliamente sus respuestas. Cada participante recibe las respuestas y las responde de forma individual y privada, teniendo suficiente tiempo para reflexionar sobre las mismas. Una vez recibidas dichas respuestas, la persona investigadora analiza las respuestas, tratando de encontrar puntos en común o ideas afines. Con estas respuestas, desarrolla otro formulario o encuesta, con preguntas más cerradas, y lo vuelve a administrar a estas mismas personas expertas. De esta forma, con cada pase de preguntas, se consigue un mayor grado de estructuración de las preguntas y se analiza el grado de acuerdo de las personas expertas respecto a la temática en cuestión (Vera, Lorente y Martínez, 2012).

La razón de utilizar dicha técnica se debe a diferentes motivos. En primer lugar, porque este sistema permite trabajar de forma asíncrona, lo que hace más sencilla y cómoda para las personas que participan en su cumplimentación. Por otro lado, la persona dispone de un tiempo de reflexión, en el cual pueda organizar y plasmar sus ideas tranquilamente. Además, al no responder frente a otras personas (como la persona que investiga o el resto de personas expertas), sus respuestas no se ven condicionadas ni por las expectativas de la persona que investiga ni por las otras respuestas del grupo.

Por último, al tener diferentes fases de aplicación, todas las personas reciben feedback de las aportaciones del resto del grupo, lo que puede favorecer la adopción de nuevos puntos de vista o ideas que no se habían tenido en cuenta inicialmente, enriqueciendo así no sólo la investigación, sino también a las personas participantes.

Se realizó un muestreo de conveniencia, que es un sistema de muestreo no probabilístico que se emplea, principalmente, por la proximidad y accesibilidad de los/as participantes a la persona investigadora (Otzen y Manterola, 2017). En este caso, al estar realizando la investigadora principal el curso de Especialista Universitario en Masculinidades, Género e Igualdad de la Universidad Miguel Hernández de Elche (curso 2020-2021), se utilizó tanto al profesorado como al alumnado del mismo.

El conjunto de participantes se distribuyó en tres ámbitos diferentes:

 

1) Personal docente universitario/de investigación acerca de género y masculinidades, seleccionados del equipo docente del Especialista Universitario en Masculinidades, Género e Igualdad;

2) Profesionales en igualdad de género, que trabajan en aspectos relacionados con la aplicación de la igualdad de género en diferentes ámbitos (empresas privadas, educación, servicios públicos…), perteneciente al alumnado de este mismo Especialista Universitario y, por tanto, expertos en masculinidades; y

3) Hombres asociados en grupos de hombres por la igualdad de género, que participaban activamente en dichas asociaciones, utilizando los recursos del Observatorio de Masculinidades de la Universidad Miguel Hernández. De esta forma, se cubrían tres perspectivas diferentes en el estudio de las masculinidades, la académica, la profesional y las experiencias vividas por hombres cercanos a la igualdad de género.

 

Todas las personas participantes fueron informadas del Código Deontológico que utiliza el presente estudio, donde se pueden emplear sus datos para la investigación científica, siempre salvaguardando sus derechos de intimidad, por lo que sus datos han sido codificados en base a las variables demográficas utilizadas, el sexo y el ámbito de actividad, de la siguiente manera:

 

00

Número aleatorio asignado a cada participante

V/M

Sexo de la persona participante (V=varón; M=mujer)

D/P/A

Relación con el estudio de las masculinidades (D=doctorado en estudios de género; P=profesional en igualdad de género; A=asociacionista)

El cuestionario inicial se envió a un total de 19 personas docentes/investigadoras, 21 profesionales y 26 asociaciones, de las cuales respondieron un total de 21 personas, 18 hombres y 3 mujeres.  En función de su ámbito de actividad participaron:

 

     9 personas del ámbito de investigación/docencia (43%), 5 de ellas de la Universidad Miguel Hernández de Elche, 1 de la Universidad de Valencia, 1 de la Universidad Jaume I de Castellón, 1 de la Universidad de Santiago de Compostela y una de la Coordinación de Emakunde - Instituto Vasco de la Mujer;

     5 profesionales en igualdad de género (24%), 2 agentes de igualdad por cuenta propia, 1 docente de Masculinidades Beta, 2 trabajadores sociales de EU Murcia y del Ayuntamiento de Orihuela.

     y 7 hombres que formaban parte de colectivos de hombres por la igualdad (33%), que provenían de las asociaciones Grupo Hombres siglo XXI, AHIGE, Masculinidades Beta, Homes Igualitaris, Homes Valencians per l’Igualtat i Homes transitant.

 

La técnica Delphi se desarrolló de la siguiente manera:

 

-      En la primera ronda de aplicación, la pregunta que se planteó a la muestra era “¿Por qué crees que los hombres se acercan a las nuevas masculinidades?” ¿Podrías contarnos cuál ha sido tu experiencia personal?” (Anexo 1). En el cuestionario inicial se hicieron otras cuestiones que no están asociadas al presente artículo por lo que no se trabajarán en el mismo.

-      Para el análisis de las respuestas, se utilizó el análisis cualitativo de contenido que es “una técnica de investigación para la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de las comunicaciones con el fin de interpretarlas” (Berelson en Hernández, 1994: 301). Esta técnica consiste en analizar el texto proporcionado por las personas participantes e identificar una serie de conceptos o “keywords” con el objetivo de ir agrupando las respuestas en categorías o dimensiones y, posteriormente, observar el grado de acuerdo con estas ideas.

-      Del discurso de las personas participantes respecto a la primera pregunta “¿Por qué crees que los hombres se acercan a las nuevas masculinidades?”, se definieron las 12 categorías resultantes, que correspondían a los diferentes motivos que ofrecían estas personas sobre las razones que impulsan a los hombres a transitar hacia masculinidades más igualitarias. Con estas doce categorías se aplicó una segunda fase, en las que se le envío al grupo de personas expertas estos doce motivos, y, en esta fase, debían indicar cuáles de ellas consideraban más relevantes para instigar el cambio de los varones hacia las masculinidades igualitarias (Anexo 2). En base a ello, se determinó el porcentaje de acuerdo que mostraban los y las participantes en el estudio respecto a las diferentes categorías, indicando cuáles de ellas les parecían más importantes para favorecer el cambio en las masculinidades.

 

 

3. Resultados

 

 

A continuación, se muestran las 12 categorías extraídas de la Fase 1 de la técnica Delphi, así como el consenso con dichas categorías que se recopiló en la Fase 2 del estudio:

 

1.    Incomodidad con la masculinidad tradicional, con un 38% de acuerdo.

2.    Mujeres feministas en el entorno social cercano, con un 33% de acuerdo.

3.    Conflictos con las demandas sociales actuales, con un 29% de acuerdo.

4.    Conciencia feminista, con un 29% de acuerdo.

5.    Conflictos éticos o morales propios, con un 24% de acuerdo.

6.    Acercamiento a grupos de hombres igualitarios, con un 24% de acuerdo.

7.    Crisis personales, con un 19% de acuerdo.

8.    Experiencias de paternidad o corresponsabilidad propias, con un 19% de acuerdo.

9.    Activismo social, con un 14% de acuerdo.

10. Modelos de hombres igualitarios en el entorno cercano, con un 10% de acuerdo.

11. Beneficios de las masculinidades más igualitarias, con un 10% de acuerdo.

12. Experiencias personales de discriminación o marginación, con un 5% de acuerdo.

 

Respecto a la primera causa, la incomodidad con la masculinidad tradicional, esta está relacionada con los llamados “costes” o “perjuicios” de la masculinidad hegemónica.

De las 21 personas participantes, 8 marcaron este motivo como uno de los más relevantes, 3 personas del grupo de investigación/docencia, 1 profesional en igualdad y 4 varones pertenecientes a las asociaciones de hombres pro-igualitarios. Del grupo de doctores/as en igualdad de género y masculinidades, se hace referencia al cansancio y la incomodidad de la masculinidad tradicional, como una forma de vivir conforme a las expectativas sociales que hace que los hombres se vean “aprisionados” por dichos mandatos, como se aprecia en los siguientes extractos:

 

“Por no querer seguir atrapados en esa masculinidad tóxica” (03VD).

 

“[…] incomodidad con los mandatos de género de masculinidad más tóxicos” (16VD).

 

“[…] cansados de este modelo descrito” (12VD).

 

De la misma manera, la persona del grupo de profesionales en igualdad de género hace referencia al malestar que les producen los roles masculinos hegemónicos, como en el siguiente ejemplo:

 

“Según mi experiencia el acercamiento se produce por un malestar con la masculinidad hegemónica” (04MP).

 

Finalmente, en el grupo de asociacionistas se vuelve a utilizar esa visión de la masculinidad tradicional como una armadura que genera pesar, malestar e incomodidad y, cuando perciben dicha armadura, se produce la transición hacia masculinidades más igualitarias, como una fórmula liberadora de dichos mandatos, como se refleja en los siguientes extractos:

 

“Están cansados de tener que lucir una armadura demasiado estrecha. Diré simplemente que una vez me di cuenta que había pasado una vida muy infeliz siendo presionado y hasta sancionado por muchas personas e instituciones para que fuera alguien que yo no podía ser” (09VA).

 

“Hay motivos que vienen de la necesidad de quitarnos de encima la carga de "macho" que nos exige la masculinidad normativa y ancestral, casi como una terapia de autoayuda grupal” (08VA).

 

“Siguiendo a Bourdieu, <<los hombres están dominados por su propia dominación>>” (21VA).

 

“Los hombres nos/se acercan a esta realidad, desde la incomodidad del sistema hegemónico” (11VA).

 

 

En cuanto a la segunda causa, que estaba relacionada con tener mujeres feministas en el entorno social, también hubo bastante consenso en que el ejemplo de ciertas mujeres cercanas o las relaciones forjadas con compañeras y amigas tuvo bastante relación con el inicio de la reflexión sobre la propia masculinidad.

De las 21 personas participantes, 7 de ellas marcaron este motivo como uno de los esenciales para la transición hacia masculinidades más igualitarias, 3 de ellas pertenecientes al grupo de investigación/docencia, 1 profesional en igualdad de género y 3 asociacionistas.

En el grupo de investigación/docencia se percibe como esas mujeres feministas del entorno actúan tanto como elemento educativo y de apoyo en cuanto al feminismo, como se aprecia en los siguientes relatos:

 

“[…] por una cuestión de justicia de género al tener hermanas, madres, tías, abuelas, amigas, compañeras que padecen opresiones por el sistema patriarcal y reaccionan contra ello” (14VD).

 

“El nivel de estudios o capital cultural en términos de Bourdieu es importante. La influencia de mujeres feministas del entorno más inmediato también. A veces van de la mano estas dos cosas. […]influencias de feminismo práctico-vital de mi madre, convivencia con dos hermanas mayores…” (16VD).

 

En el caso del profesional en igualdad de género, de nuevo incide en el papel educativo de las mujeres feministas del entorno, como explica en el siguiente fragmento:

 

“En mi experiencia la toma de conciencia en torno a la desigualdad, y el compromiso personal con la justicia social y de género y el feminismo, viene provocada por distintos disparadores, como mujeres cercanas (parejas, amigas, familiares) que con paciencia introducen el cuestionamiento de la propia construcción de género” (06VP).

 

Y en cuanto al grupo de asociacionistas, se pueden evidenciar, tanto el elemento pedagógico mencionado anteriormente y se une un elemento de presión sobre uno mismo para modificar o corregir ciertas conductas, como en las siguientes citas:

 

“[…] me refugié socialmente con un grupo de amigas y escuchando, con la boca callada y ellas señalándome comportamientos o discursos que no eran feministas, por muy feminista y contracultural que yo me creyera” (07VA).

 

“Porque sus compañeras les dicen que se tienen que currar "algunas" cositas” (09VA).

 

Los conflictos con las demandas sociales actuales también dejaron patente la importancia que tienen los avances feministas y las nuevas demandas sociales para conseguir un cambio en las masculinidades. De las 21 personas participantes en el estudio, 6 marcaron esta categoría como fundamental para el cambio en las masculinidades, 1 de ellas del grupo de investigación/docencia, 2 profesionales en igualdad de género y 3 asociacionistas.

Del grupo de investigación/docencia se resalta la presión social por parte del entorno social cercano, como ocurría con la categoría anterior, y se aprecia en el siguiente fragmento:

 

“[…] por presión de las mujeres que tienen cerca y como respuesta a la incomodidad que ello genera” (20VD)

 

En cuanto al grupo de profesionales en igualdad de género, estos subrayan más el conflicto general que existe entre los requerimientos sociales actuales, que movidos por el feminismo, demandan modelos más igualitarios de masculinidades. También es interesante de este grupo la reflexión acerca de cómo algunos cambios pueden ser meramente “aparentes” o “falsos” por la deseabilidad social que pueden tener otros tipos de masculinidades no hegemónicas, como se observa en los siguientes extractos:

 

“Un montón de cosas que entran en conflicto entre lo que nos demanda la sociedad actual (a través de las mujeres y del feminismo) y todo lo tradicionalmente aprendido, aspectos que empiezan a ser insostenibles por lo enfrentados de una y otra postura” (01VP).

 

“Unos creen que serán mejor aceptados, por vergüenza, mejor apariencia social (los buenos chicos) o intentar ligar” (13VP).

 

Y respecto al grupo de asociacionistas que, como en el grupo de profesionales, señalan las demandas en la sociedad feminista actual y también inciden en el hecho de que los cambios en las masculinidades pueden producirse por razones meramente estéticas o superficiales, que no necesariamente tienen que ver con un interés real por la búsqueda de igualdad de género, como en los siguientes relatos:

 

“Por señalamiento de su entorno, ya sea de una forma velada o directa, los comportamientos machistas, hasta los más sutiles estan siendo señalados por el movimiento feminista y nuestras principales reacciones, groso modo, son involucrarnos en el cambio de nuestras actitudes o responder de forma reaccionaria” (07VA).

 

“[…]se puede dar por muchos motivos, algunos de ellos son para adaptarse a las exigencias del feminismo (08VA).

 

También se hace referencia, como motivo para la transición de las masculinidades, a la conciencia feminista, asociada al hecho de reflexionar acerca de la relación entre hombres y mujeres, el discernimiento de los perjuicios que ocasiona en ocasiones la masculinidad tradicional a las mujeres y niñas o por empatía con las mismas. En cuanto a esta categoría 6 de las 21 personas participantes la marcaron como relevante para el cambio en las masculinidades, 5 de ellas pertenecían al grupo de investigación/docencia y 1 al grupo de asociacionistas.

En el grupo de investigación/docencia, donde se evidencia la relación entre empatía hacia los colectivos históricamente discriminados y el acercamiento hacia modelos de masculinidades que resulten menos violentos o dañinos para los mismos, como en los siguientes ejemplos:

 

“Los hombres se acercan a las nuevas masculinidades porque ven a la mujer como parte de la sociedad sin más, como compañeras de viaje, de trabajo, etc. De ahí que se nos valore como personas, ni mejores ni peores que los hombres.” (02MD).

 

“Empatía con las mujeres y juicio crítico en mi caso” (17VD).

 

En cuanto a la visión del grupo de asociacionistas, también observamos cómo se produce una comprensión del daño que produce la masculinidad hegemónica sobre otras personas, y como esto supone una base para la transición hacia otro tipo de masculinidades, como sucede en este extracto:

“[…] hay hombres que por diferentes y variadas causas y experiencias, han tomado conciencia de lo dañinas y peligrosas que son para otros colectivos, especialmente para las mujeres y niñas” (08VA).

 

Muy asociada a la anterior causa, encontramos los conflictos éticos o morales, también surgidos de procesos de reflexión sobre las relaciones entre sexos y su relación con la justicia o la democracia. Estas personas consideran que no puede haber una sociedad justa o democrática si no se produce un cambio en las masculinidades y en las relaciones que se generan entre hombres y mujeres. Del grupo de personas participantes, 5 de ellas marcaron esta causa como una de las principales a la hora de impulsar el cambio hacia masculinidades más igualitarias, 2 pertenecientes del grupo de investigación/docencia, 1 del ámbito profesional y 2 asociacionistas.

Del grupo de investigación/docencia encontramos una clara relación entre la dimensión ética y el acercamiento al feminismo, entendiendo que no puede haber justicia social sin la premisa de la igualdad, como se puede extraer de los siguientes extractos:

 

“[…] por un sentido de lo correcto, de bondad o de la justicia basado en principios éticos, políticos o religiosos” (14VD).

 

“Por el deseo de una sociedad más igualitaria. Si te consideras democrático e igualitario no hay más remedio que hacer una revisión de tu relación con el resto.”  (18VD).

 

En cuanto al grupo de profesionales, se observa también la incongruencia entre el modelo de masculinidad con el que se socializa tradicionalmente a los varones y la búsqueda de una justicia social, como en el siguiente ejemplo:

 

“Los hombres que se acercan a las nuevas masculinidades, entienden que hay algo que no está "bien", en todo lo aprendido a lo largo de sus vidas, en su concepto de "ser hombre"” (01VP).

 

Y en cuanto al grupo de los asociacionistas, parece que sus experiencias vitales les han hecho evidente cómo los privilegios que ostentan se basan en la opresión de otras personas y han tomado un papel activo para evitar esto, como ocurre en el siguiente extracto:

 

“Pues fundamentalmente porque entienden que su posición de privilegio está sustentada en la dominación/inferioridad de la mitad de la población […] En parte, mi aproximación ha bebido de esta constatación de mi privilegio desde muy pronto, y ello me ha empujado a intentar ser cada vez más justo; la igualdad es un objetivo ineludible de cualquier ser social” (21VA).

 

Otro de los motivos que fue considerado como relevante para la transición hacia masculinidades más igualitarias fue el acercamiento a grupos de hombres igualitarios como un elemento relevante para su transición personal hacia masculinidades más igualitarias, que fue seleccionado por 5 de las personas participantes en el estudio, 1 de ellos del grupo de investigación/docencia y 4 asociacionistas, pero todos ellos varones que habían participado, en algún momento de su vida, en este tipo de grupos o asociaciones.

Del grupo de investigación/docencia, destaca el papel activo de tratar de agrupar a diferentes hombres, con dichos valores igualitarios, para crear estos espacios de diálogo y trabajo de las masculinidades, como se puede observar en este fragmento:

 

“[…] derivó a formarme académicamente y formar primero el grupo de hombres En Tropell de Valencia y después colaborar en la creación de la Asociación de Homes Valencians per la Igualtat, y actualmente el Observatorio de las masculinidades” (14VD).

 

En a los asociacionistas, que forman parte de este tipo de grupos, que realzan el hecho de sentir amparado al encontrar otros hombres con valores distintos y poder conversar, reflexionar y sentirse arropado para explorar la propia masculinidad y construir otros modelos más igualitarios a través de la acción grupal:

 

“[…] no tenía un rumbo fijo, al llegar a Grupo Hombre siglo XXI me di cuenta de porque mis pensamientos y mis creencias necesitaban de una base que explicase las injusticias que tanto a hombre y mujeres nos atañe (...) El poder encontrar esta asociación me genero un bienestar al verme parte de un grupo, que yo no era el único al que le chirriaban los dientes sin saber porqué” (05VA).

 

“[…] la motivación principal vino a partir de algunos estudios y lecturas sobre el comportamiento social, ayudado después por el contacto con el mundo feminista y con otros hombres con los que compartía reflexiones y experiencias en relación con la igualdad y la lucha activa por alcanzarla.” (15VA).

 

Encontramos 4 personas, de las 21 participantes, especialmente varones, que hablan de las crisis personales como un importante activador del cambio, siendo 1 de ellos del grupo de investigación/docencia y 3 profesionales en igualdad de género. Esto se produce porque, al atravesar esas crisis, muchos hombres se cuestionan muchos aspectos como los mandatos o los roles de género, lo que les lleva a ese proceso de reflexión.

Del grupo de investigación/docencia explican las crisis personales como un elemento que hace que los hombres se replanteen aquellas prácticas o conductas que han podido producir dicha crisis o generarle malestar, como ocurren en el siguiente ejemplo:

 

“Por haber sufrido una crisis personal que les ha hecho repensar sus prácticas” (14VD).

 

En cuanto al grupo de profesionales, donde es interesante puntualizar que es la razón con la que existe un mayor consenso por parte de este grupo y que, por su actividad profesional, han podido observar dichas crisis y sus consecuencias sobre los hombres. Se advierte cómo dichas crisis suponen, para los hombres, un detonante para la reflexión sobre la propia masculinidad y el inicio de la transición hacia otros modelos que no supongan daños para el propio individuo o para su entorno.

 

“Muchos hombres (como en mi caso), después de crisis personales más o menos profundas (pérdida de trabajo, ruptura con parejas, depresiones provocadas por problemas que no conseguimos entender, etc.)” (01VP).

 

“Crisis personales que son abordadas con perspectiva de género y permiten al individuo tomar conciencia de lo que significa la masculinidad” (06VP).

 

“Sin duda por los momentos de crisis personal. Por la pérdida de un trabajo, por una ruptura sentimental, por un enfrentamiento con el padre, por la situación nueva de la paternidad; por una enfermedad, ..., por todo aquello que te lleva a cuestionar en ti, directamente, la quiebra de los patrones a que se aferra tu identidad.” (10VP).

 

También las experiencias de paternidad parecen ser un elemento importante, bien por el rechazo al modelo de paternidad que habían tenido los participantes, o bien por desear un espacio mucho más igualitario para sus hijos y, sobre todo, sus hijas. Este motivo fue seleccionado por 4 de los participantes, 2 pertenecientes al grupo de investigación/docencia y 2 al grupo de profesionales en igualdad de género.

En el grupo de investigación/docencia se asume estas experiencias de corresponsabilidad en la paternidad como un motivo por el cual iniciar el trabajo en otros aspectos de las masculinidades hacia modelos más igualitarios, como, por ejemplo, en los siguientes extractos:

 

“[…] hombres solitarios, que han asumido el cuidado y la corresponsabilidad” (19MD).

 

En el grupo de profesionales se puede atisbar, como en el grupo de investigación/docencia, como la corresponsabilidad es algo relevante para la transición hacia las masculinidades igualitarias, tanto por la preocupación por las propias hijas o hijos, como por el rechazo hacia modelos paternos que estaban reproduciendo, como en los siguientes fragmentos:

 

“La paternidad como responsabilidad, y la necesidad de contribuir a un mundo más igualitario (especialmente si se tienen hijas)” (06VP).

 

“Todo lo que me prometí internamente no ser, todo lo que rechazaba de mi padre, lo descubrí en mí a través de la mirada de una niña aterrada. Y me dije que no, que no quería ser esa persona. Y comencé mi transición personal” (10VP).

 

El activismo social aparece también como una causa relevante del cambio, bien por la gran presencia de mujeres en dichos ámbitos o bien porque, a través de otras luchas ciudadanas, se hace patente la necesidad de igualdad de género para construir una sociedad más justa. Hubieron 3 personas que marcaron esto como un factor relevante, 1 del grupo de investigación/docencia, 1 del grupo de profesionales y 1 asociacionista. En los tres ámbitos se percibe como el hecho de pertenecer a otros grupos de lucha social favorecía la aproximación hacia la lucha por la igualdad de género, lo que sería congruente con la anterior causa mencionada “conflictos éticos y morales propios”, como se observa en los siguientes ejemplos:

 

“[…] se produce en hombres que trabajan desde el activismo social feminizado en muchos casos” (04MP).

 

“[…] viví casi 60 años convencido de que mi masculinidad normativa era la correcta, hasta que hace 6, gracias a mí militancia sindical, barrial y social, conocí a personas muy interesantes, gracias a las que vi con claridad mi situación privilegiada” (08VA).

 

“[…] desde la militancia en el centro social ocupado del horta en Valencia” (14VD).

 

Otros fragmentos de discursos hacen evidente que no sólo tener mujeres feministas en el entorno propicia el cambio, sino que también el haber dispuesto de modelos de hombres igualitarios en el entorno cercano ha supuesto un buen referente para configurar su propia masculinidad de una forma más igualitaria. Este motivo fue seleccionado únicamente por dos personas, ambas pertenecientes al grupo de asociacionistas, y se aprecia en ejemplos como el siguiente:

 

“[…] dando gracias a la construcción de mi tío abuelo (hombre que "cuidó" de mi abuela materna)” (05VA).

 

Por supuesto, algunos hombres hablan no sólo de los perjuicios de la masculinidad hegemónica, sino también de los beneficios de las masculinidades más igualitarias como potenciador de la transición hacia otro tipo de masculinidades. Este motivo fue seleccionado por dos de las personas participantes, ambas pertenecientes al grupo de investigación/docencia y reflejada en los siguientes fragmentos:

 

“[…] porque se dan cuenta que las nuevas masculinidades son positivas para ellos” (14VD).

 

“[…] por un interés propio en su bienestar o en sus relaciones personales” (20VD).

 

Por último, algunos hombres relatan experiencias personales de discriminación o marginación como relevante para iniciar ese proceso de reflexión sobre la propia masculinidad, que fue seleccionada únicamente por una persona, perteneciente al grupo de investigación/docencia, y que se relata en el siguiente ejemplo:

 

“[…] por sufrir otras situaciones de discriminación o marginación que les hace más sensibles a la discriminación de las mujeres (hombres del colectivo LGTBIQ+, de clase social baja, migrantes, hombres con discapacidad, etc.)” (20VD).

 

Un aspecto destacable de la investigación es el patente rechazo al término “nuevas masculinidades” al cuál cinco de las personas participantes se oponen tajantemente por considerarlo un cambio superficial o meramente estético para tratar de ajustarse a las nuevas demandas de la sociedad actual. Ejemplos de ello son los siguientes extractos:

 

“No me gusta y no acepto el concepto "nuevas masculinidades" cuando tras él puede esconderse una/algunas estrategias de "limpiar" sin ir a fondo de la cuestión” (11VA).

 

“Supongo que la pregunta utiliza la expresión "nuevas masculinidades" como sinónimo de "masculinidad igualitaria", aunque yo discrepo de esa similitud” (15VA).

 

“No sé si podamos hablar de las nuevas masculinidades, me parece más adecuado hablar de masculinidades en transición, pues desde mi perspectiva quizá en el pasado también haya habido hombres solidarios” (19MD).

 

“En mi caso, no me acerqué a las nuevas masculinidades sino al feminismo. Al poco tiempo de compartir espacios con compañeras feministas y ellas poner en tela de juicio el término yo también lo descarté” (14VD).

 

De la misma manera, parece interesante destacar que el principal motivo, por el grado de consenso intra-grupo fue la conciencia feminista, para el grupo de investigación/docencia, las crisis personales para el grupo de profesionales en igualdad de género y la incomodidad con la masculinidad tradicional por parte del grupo de asociacionistas. Esto podría tener bastante vinculación con las experiencias y conocimientos distintos de las personas de cada uno de los grupos, que han podido tener contacto con las masculinidades desde diferentes posiciones o puntos de vista.

 

 

4. Conclusiones y Limitaciones

 

 

Los resultados mostrados nos dan un buen punto de partida a partir del cual empezar a trabajar en intervenciones específicas para los hombres por la igualdad de género. Muchos de estos resultados coinciden con otras investigaciones, como la realizada por Susana Covas (2009) explicada anteriormente, donde, utilizando también técnicas cualitativas, extrae factores comunes como la incomodidad con el modelo masculino tradicional, referentes femeninos feministas, experiencias traumáticas, preocupación por las hijas, la comprensión de cómo los mandatos patriarcales inciden sobre uno mismo y las repercusiones sobre las mujeres o los grupos de varones pro-igualitarios. Además de estas, en el presente artículo se encuentran otros motivos que también pueden propiciar el cambio en los hombres y que resultan interesantes para las intervenciones con varones. Aspectos como los conflictos con las demandas sociales actuales, la sensibilización respecto al feminismo, los conflictos éticos o morales, el activismo social, los modelos de hombres igualitarios en el entorno cercano o los beneficios de las masculinidades igualitarios. Estas nuevas aportaciones del estudio cambian considerablemente la perspectiva del trabajo con hombres ya que, mientras que en el estudio de Susana Covas las razones del cambio eran impulsadas principalmente por los costes de la masculinidad hegemónica o por situaciones de crisis o traumáticas, en el presente estudio podemos ver una mirada quizás más positiva de hombres que transitan hacia masculinidades hegemónicas movidos únicamente por su ética o por la militancia en otros movimientos afines a la igualdad de género. También queda patente la incompatibilidad del modelo hegemónico de masculinidad con una sociedad cada vez más feminista, lo que empuja a los hombres a adaptarse y, necesariamente, replantear su masculinidad desde una mirada más igualitaria.

En cuanto a las diferencias que puede haber en los diferentes grupos de personas expertas, son interesantes algunos resultados. Como se ha comentado en el apartado de resultados, existen diferencias entre el grado de acuerdo del grupo en cuanto a las diferentes categorías exploradas. En el grupo de investigación/docencia, el motivo que más acuerdo ha generado ha sido la conciencia feminista, asociada a la empatía y el reconocimiento del sufrimiento por parte de las mujeres. En el grupo de profesionales en igualdad de género, han marcado como principal motivador del cambio la vivencia de crisis personales, que incitan el proceso de reflexión en los varones y que, posteriormente, produce el acercamiento hacia modelos de masculinidad más igualitario. Finalmente, en el grupo de asociacionistas, se puede observar como la categoría que ha recibido más consenso ha sido la incomodidad con la masculinidad tradicional, expresada como un malestar con los roles rígidos que impone la masculinidad hegemónica. Es posible que esta diferencia en cuanto a la motivación para el cambio de masculinidades se deba a las diferentes perspectivas que tiene cada grupo a la hora de trabajar con las masculinidades.

Las personas que se dedican a la investigación o que han realizado estudios superiores en masculinidades, que pueden tener un mayor conocimiento a nivel teórico o formativo pueden estar dando una mayor relevancia a la dimensión ética del feminismo, que puede producir cambios más significativos dado que se produce el cambio porque la persona “desea” hacerlo. Sin embargo, aunque sería la opción más deseable, puede no resultar suficiente para conseguir una transformación masiva, especialmente teniendo en cuenta lo arraigado que puede estar el modelo de masculinidad hegemónico. Este tipo de enfoque requeriría un trabajo a largo plazo, a nivel educativo y de sensibilización, a todos los niveles de la sociedad, que generaría un cambio lento, pero estable, y en el que deberían verse implicados todos los agentes sociales.

Por otro lado, en cuanto al grupo de profesionales en igualdad de género, que son personas que usualmente desarrollan talleres o programas, son conscientes de que las crisis pueden ser una gran oportunidad para trabajar las masculinidades, ya que los hombres pueden estar más predispuestos a realizar un cambio con el objetivo de mejorar su situación. Esta perspectiva nos abre la posibilidad de incluir el trabajo con masculinidades, de forma paralela, en otros servicios a los que acuden los hombres para incentivar, de forma colateral, la transición hacia masculinidades igualitarias.

Y respecto al grupo de asociacionistas, que han vivido el proceso de transición, tienen más en cuenta la dimensión de la incomodidad de los mandatos tradicionales del rol masculino. Esto hace hincapié en la importancia de enfatizar los costes de la masculinidad tradicional a los hombres, como forma de animarlos a transitar hacia otros modelos más igualitarios, en los que puedan vivir de una forma más libre y saludable su masculinidad. Estas asociaciones de hombres igualitarios tienen una doble función estrategia para el cambio en las masculinidades, por un lado, por el papel de divulgación que puedan tener sobre el trabajo con hombres y masculinidades, y, por otro el hecho de generar referentes que puedan servir como guía para aquellos hombres que deseen iniciar este camino hacia las masculinidades igualitarias.

En cualquier caso, en los discursos de las personas participantes podemos observar cómo hay algún tipo de incomodidad con la norma masculina tradicional lo que genera dicho impulso para explorar otras formas de masculinidad y, en otras es el rechazo a la situación de desigualdad o discriminación que sufren las mujeres. Un aspecto que queda patente en la investigación realizada es que el cambio hacia masculinidades igualitarias supone un esfuerzo reflexivo y práctico para los hombres que lo perpetúan. Un esfuerzo que no puede conseguirse sin algún tipo de impulso por parte del entorno social.

Las aplicaciones prácticas de este estudio se basan en la premisa de que, conociendo las causas que motivan a otros hombres a acercarse a la igualdad de género, se pueden diseñar intervenciones para varones por la igualdad de género más eficaces. Además, también se pueden establecer sinergias con otros programas o intervenciones, reduciendo el coste de las mismas y aportando la tan perseguida transversalidad de género. Un ejemplo de esto lo tenemos en los programas de intervención que se han realizado desde la Fundación CEPAIM (2019), donde se trabajan las masculinidades en programas de búsqueda de empleo de hombres migrantes. Dicha transversalidad de género, aplicada al campo de las masculinidades, también puede observarse en el trabajo de profesionales como Pere Berga (8 de julio de 2020), que trabaja las masculinidades en hombres divorciados que están afrontando, a veces por primera vez, una paternidad presente y activa.

No obstante, existen una serie de limitaciones evidentes que limitan las posibilidades de un cambio, a una escala masiva, en los hombres. En primer lugar, existe todavía cierto desconocimiento acerca de las masculinidades igualitarias y escasos referentes masculinos de la esfera pública que muestren ejemplos en los cuales se vean reflejados dichos valores igualitarios. Aunque se ha demostrado que la igualdad de género es beneficiosa tanto para hombres como para mujeres, la igualdad de género sigue viéndose únicamente como una lucha de las mujeres. Los hombres perciben escasos beneficios de participar en la misma, lo que reduce su iniciativa para reflexionar y generar cambios en sí mismos.

Por otro lado, también existe la posibilidad de que los cambios sean meramente estéticos, superficiales, para adaptarse a los nuevos requerimientos sociales. Es evidente que ser abiertamente machista ya no es aceptado por parte de la sociedad, por lo que podemos ver ejemplos de hombres que se proclaman feministas, pero cuyas creencias, valores o comportamientos no han cambiado y que perpetúan ciertos aspectos de la masculinidad tradicional. Ejemplo de ello son estudios como el realizado por Eva Espinar y Ismael Ocampo (2017), donde se advertía que los hombres presentaban en sus perfiles ciertas características que las mujeres consideraban atractivas como reclamo para las mismas, sin necesidad de que hubiese, necesariamente, reflexión o un cambio real hacia masculinidades más igualitarias.

De la misma manera, se pueden producir cambios utilitaristas, para evitar los “costes” de la masculinidad tradicional, sin necesidad de que existan cambios en las relaciones que generan dichos hombres con las mujeres de su entorno. Actualmente se observan multitud de cambios en los modelos de masculinidad, podemos observar a hombres llorando abiertamente delante de otras personas, con la capacidad de pedir ayuda cuando la necesitan, sin mostrar cuerpos atléticos o fuertes e incluso participando en las manifestaciones y actos feministas, pero esto no implica necesariamente que participen corresponsablemente de las tareas domésticas y de cuidados o que ejerzan menos violencias contra las mujeres. Por lo tanto, resulta básico que, en los programas de formación, se contemple en la evaluación del cambio en las masculinidades, la repercusión de dichos cambios en términos de relaciones más igualitarias, no sólo por los beneficios que puedan comportar para los mismos hombres, lo cual permitirá tener un indicador más claro de la eficacia del programa de intervención.

Por último, un aspecto que vale la pena destacar, a la luz de los resultados obtenidos, es el peligro de “cargar” de nuevo a las mujeres con el cambio necesario en los hombres. Como se ha observado en los resultados, el hecho de tener mujeres feministas en el entorno favorece la transición hacia masculinidades igualitarias, en tanto que los modelos tradicionales no funcionan con dichas mujeres. Esto no constituye, bajo ninguna circunstancia, la necesidad de que sean las mujeres quienes tengan que generar dicho cambio. Más bien se trata de un agente facilitador del mismo, un apoyo en el proceso, pero no se puede responsabilizar a las mujeres del cambio de los hombres de su entorno. De lo contrario, seguiríamos cayendo en el mismo discurso manido de que la lucha feminista es una lucha de las mujeres, cuando se trata de un movimiento libertador para todas las personas.

 

 


 

Bibliografía

 

 

Berga, Pere (n.d.) “Programa Hombres”. Disponible en: https://www.pereberga.com/programa-hombres/#.Y_z4nXbMK5c  [08/06/2023].

 

Bonino Méndez, Luis (2002): “Masculinidad hegemónica e identidad masculina”. En: Dossiers Feministes, vol. 6, pp. 7–36. Disponible en: https://doi.org/10.6035/DossiersF [09/01/2023].

 

Cáceres, Pablo (2003): “Análisis cualitativo de contenido: una alternativa metodológica alcanzable”. En: Psicoperspectivas, vol. II, pp. 53-82.

 

Connell, Raerwyn (1995) (coord.): Masculinities. Berkeley: University of California Press.

 

Covas, Susana (2009): “Hombres con valores igualitarios. Historias de vida, logros alcanzados y cambios pendientes”. Ministerio de Igualdad. Secretaría general de políticas de igualdad. NIPO: 800-09-039-6. Disponible en: https://www.inmujeres.gob.es/publicacioneselectronicas/documentacion/Documentos/DE0077.pdf [29/12/2022].

 

Enguix Grau, Begoña; Nardini, Krizia y Abril, Paco (2018): Introducción. “Hombres en movimiento, masculinidades en revisión”. En: Quaderns, vol. 34, pp. 5-27.

 

Espinar-Ruiz, Eva y Ocampo Bernasconi, Ismael Germán (2017): “La representación de masculinidades en las páginas web de citas. Un análisis cualitativo”. En: Prisma Social, vol. 18, pp. 561-570.

 

Expósito, Francisca y Ruiz, Sergio (2010): “Reeducación de maltratadores: una experiencia de intervención desde la perspectiva de género”. En: Intervención Psicosocial, vol. 19, nº 2, pp. 145-151.

 

Fundación CEPAIM (2019): “Investigación Masculinidad, Cuidados, Empleo y Corresponsabilidad. Informe ejecutivo de resultados”. Disponible en: https://cepaim.org/documentos/publi/Resumen-ejecutivo-NEO-Final-web.pdf [01/02/2023].

 

Hardy, Ellen y Jiménez, Ana Luisa (2001): “Políticas y estrategias en salud pública. Masculinidad y género”. En: Revista Cubana de Salud Pública, vol. 27, nº. 2, pp. 77-88.

 

Heilman, Brian; Barker, Gary y Harrison, Alexander (2017): “La caja de la masculinidad: un estudio sobre lo que significa ser hombre joven en Estados Unidos, el Reino Unido y México”. Promundo. Disponible en: http://www.codajic.org/sites/default/files/sites/www.codajic.org/files/La-caja-de-la-masculinidad-.pdf [23/09/2022].

 

Heinrich Geldschläger, Stefan et al. (2010): “Programas Europeos de Intervención para hombres que ejercen violencia de género: panorámica y criterios de calidad”. En Psychosocial Intervention, vol. 19, nº. 2, pp. 181-190.

 

Hernández, Roberto (1994): Metodología de la investigación. México: McGraw-Hill.

 

Instituto Nacional de Estadística (INE) (2022): “Defunciones según la causa de muerte”. Disponible en: https://www.ine.es/prensa/edcm_2021.pdf [12/02/2023].

 

Keijzer, Benno de (1997): “El varón como factor de riesgo. Masculinidad, salud mental y salud reproductiva”. En: Esperanza Tuñón (coord.): Género y salud en el sureste de México. México: UJAT/ECOSUR, pp. 199-219.

 

López-Ramos, Ana; Cifre-Gallego, Eva y Hernández-Baeza, Ana (2022): “Una propuesta de evaluación cuantitativa de las masculinidades”. En: II Congreso Internacional sobre masculinidades e igualdad: Educación para la igualdad y co(educación) Universidad Miguel Hernández de Elche, España, pp. 662-669.

 

Lozoya Gómez, José Angel (Sevilla, marzo de 2016): “Privilegios Masculinos. Emakunde”. Disponible en: https://www.emakunde.euskadi.eus/contenidos/informacion/gizonduz_dokumentuak/es_def/adjuntos/2016.03.18.privilegios.masculinos.pdf [20/05/2023]

 

ONU Mujeres (2000): “Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Declaración política y documentos resultados de Beijing+5”. Disponible en: https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/Publicaciones/2015/9853.pdf [11/12/2022].

 

Otzen, Tamara y Manterola, Carlos. (2017): “Técnicas de Muestreo sobre una Población a Estudio”. En: Int. J. Morphol, vol. 35, nº. 1, pp. 227-232.

 

Vera, María; Lorente, Laura y Martínez, Isabel María (2012): “Capítulo 8. Técnica Delphi”. En: Técnicas Cualitativas en Recursos Humanos. Madrid: Editorial Síntesis, pp. 135-147.

 

 


 

ANEXO 1 – FASE 1 – ESTUDIO DELPHI

 

 

En primer lugar, muchas gracias por animarte a completar este cuestionario.

 

En este estudio se pretende conseguir una definición y unas características centrales de lo que podríamos considerar como masculinidades igualitarias. Para ello, aparecerán una serie de preguntas relacionadas con las masculinidades.

 

El objetivo es reflexionar acerca de las masculinidades para poder extraer estas características centrales, así que te animamos a expresarte tan extensamente como quieras. El cuestionario está pensado para que puedas enviarlo y, posteriormente, editar tus respuestas si quieres añadir o modificar alguna de ellas.

 

También comentar que esta es una primera fase de la técnica y que, posteriormente, nos gustaría volvernos a poner en contacto contigo para seguir indagando, por lo que te pediremos una forma de contacto (correo electrónico) para futuras ocasiones, así como algunos datos demográficos necesarios para la investigación.

 

Correo: ………………………………………….

 

Me han informado de que el grupo de investigación GEST - Género, Salud y Trabajo de la Universidad Jaume I llevará a cabo el tratamiento de mis datos personales de acuerdo con el Reglamento General de Protección de Datos (UE) 2016/679.

 

o  

o   No

 

Datos demográficos:

Indica tu sexo:

 

o   Hombre

o   Mujer

o   No binario

 

Relación con el estudio de las masculinidades (puedes marcar más de una):

 

o   Doctorado en estudios de género // Docente universitario en género // Investigación en género

o   Profesional (agente de igualdad, tallerista, profesor/a, educador/a social...)

o   Asociacionista (en grupo de hombres pro- igualitarios)

 

Masculinidades igualitarias:

¿Por qué crees que los hombres se acercan a las nuevas masculinidades? ¿Podrías contarnos tu cuál ha sido tu experiencia personal?

 

Muchas gracias por tu participación! Recuerda que tienes la posibilidad de volver a editar más adelante el cuestionario las veces que lo necesites.


ANEXO 2 - FASE 2 – ESTUDIO DELPHI

 

 

En primer lugar, muchas gracias por haber participado en la Fase 1 de la investigación y por animarte a seguir participando.

 

Tras el análisis de las respuestas del grupo de personas expertas sobre las masculinidades igualitarias, en este cuestionario vamos a trabajar sobre las características propuestas durante la Fase 1 de la técnica.

 

El objetivo es mostrar el grado de acuerdo con las propuestas dadas por el grupo y así poder extraer unas conclusiones finales.

 

El cuestionario no debería llevarte más de 10 minutos, te agradezco de nuevo tu participación.

 

Me han informado y estoy de acuerdo con que el grupo de investigación GEST - Género, Salud y Trabajo de la Universidad Jaume I llevará a cabo el tratamiento de mis datos personales de acuerdo con el Reglamento General de Protección de Datos (UE) 2016/679.

 

o  

o   No

 

Masculinidades igualitarias:

Las siguientes frases son consideraciones del grupo respecto a los motivos por los que los hombres se interesan o aproximan a las masculinidades igualitarias.

 

Por favor, selecciona aquellas (puedes seleccionar todas las que quieras) que consideres más relevantes para la transición hacia las masculinidades igualitarias.

 

o   1. Incomodidad con la masculinidad tradicional

o   2. Mujeres feministas en el entorno social cercano

o   3.Conflictos con las demandas sociales actuales

o   4. Conciencia feminista

o   5. Conflictos éticos o morales propios

o   6. Acercamiento a grupos de hombres igualitarios

o   7. Crisis personales

o   8. Experiencias de paternidad o corresponsabilidad propias

o   9. Activismo social

o   10. Modelos de hombres igualitarios en el entorno cercano

o   11. Beneficios de las masculinidades más igualitarias

o   12. Experiencias personales de discriminación o marginación

 

¡Muchas gracias por tu participación!

 



[1]  Los dividendos patriarcales son las ventajas acumuladas que benefician a los hombres frente a las mujeres derivadas de su género y de su posición de superioridad y dominación dentro de una cultura (José María Espada, 2004)