Mujeres y
escritura subversiva durante el franquismo.
Editoras/es: Miguel Soler
Gallo y Teresa Fernández-Ulloa.
Berlín: Peter Lang,
2023.
Irene García López
Universidad de Huelva - España
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3765-2881
Recibido: 12-03-2025
Aceptado: 10-04-2025
La obra ha sido editada
por Miguel Soler Gallo–que
pertenece a la Universidad de Salamanca– y Teresa Fernández-Ulloa –que
pertenece a California State University,
Bakersfield–. Ambos profesores son expertos en la materia, ya que esta última
se dedica principalmente al análisis del discurso político y al estudio de las
mujeres escritoras, especialmente a las del siglo XIX. Del mismo modo, Soler Gallo se ocupa del lenguaje en
la escritura de mujeres. Debido al gran interés que suscita este tema, a
este trabajo se unen una larga nómina de autores e investigadores –procedentes
de diferentes universidades– para contribuir a la revalorización de este sector
femenino invisibilizado.
El volumen contiene un
prefacio escrito por los editores –Soler Gallo y Fernández-Ulloa– en el que se
presenta el contexto histórico y social de la España de la época y se pone de
manifiesto el interés que suscita el tema objeto de estudio. La estructura del
volumen se compone de doce capítulos en los que se examinan esta escritura
subversiva desde diferentes perspectivas y atendiendo diferentes géneros
literarios, así como diferentes técnicas utilizadas. Todos los capítulos
presentan un carácter interdisciplinario, es decir, tratan temas literarios,
históricos y sociales que permiten un mayor conocimiento de la realidad de la
época. De manera que, la II República, la Guerra Civil, el discurso del régimen
oficial, la Sección Femenina o la censura impuesta –así como la autocensura de
las propias autoras– son temas recurrentes y frecuentes en la mayor parte de
los capítulos. Cabe señalar que cada capítulo contiene subapartados, por lo que
de forma esquemática el lector podrá observar una introducción a la materia, el
desarrollo del objeto de investigación y unas últimas conclusiones en las que
se sintetiza los aspectos más relevantes de la materia.
En el primer capítulo,
M.ª Victoria Galloso Camacho y David Delgado López
reflexionan sobre los poemas de Ángela Figueroa Aymerich
y el empleo de metáforas, centrándose en Belleza cruel (1958). Se
comienza con el estudio de la evolución de su poesía –que tuvo dos etapas: una
primera en la que describía su ser como mujer y una posterior como poeta
comprometida con la realidad social– y se indican las líneas temáticas de su
obra. Se continua con el estudio de la metáfora y el uso de imágenes –recurso recurrente en su obra– y se analizan de forma general
los poemas de Figueroa Aymerich hasta llegar al tema
que ocupa a los autores: el análisis de las metáforas o imágenes empleadas en Belleza
cruel. El poemario denuncia las injusticias sociales y la realidad de la
dictadura a través del uso de metáforas. Además, se pone de manifiesto que la
denuncia social no empaña la belleza estética del poemario, puesto que es a
través de metáforas e imágenes bellas como la autora retrata la cruda realidad
–guardando relación la temática con el título del poemario–. En definitiva, el
capítulo muestra cómo la autora utiliza el poder de la palabra –valiéndose
principalmente de la metáfora– para
transformar la realidad de la sociedad.
María Luz Bort Caballero
reinterpreta la obra de Carmen Conde tras revelarse su relación con Amanda
Junquera. Se analiza el intercambio epistolar entre ambas y los poemas escritos
de Conde hacia Junquera. El estudio de estos textos demuestra la ruptura del
amor romántico tradicional y, por tanto, la desobediencia a la imagen de la
‘perfecta casada’ que imponía la ideología del régimen. La autora recurre a
ciertos símbolos o tópicos para expresar sus sentimientos como, por ejemplo, la
primavera o el ángel.
El tercer capítulo, a
cargo de María Aboal López, versa sobre Gloria
Fuertes y su poesía transgresora –que ha sido invisibilizada por su célebre y
conocida poesía infantil―.
Sus principales preocupaciones se situaban en torno al hecho de ser mujer y a
la soledad y a la incomprensión a las que se enfrentaban las mujeres
intelectuales. Estas preocupaciones las enmarcó en el poemario Aconsejo
beber hilo (1954) –poemario
analizado en este capítulo–,
que le permitió transgredir los modelos impuestos y rebelarse contra la
realidad social de la posguerra. Los temas tratados se corresponden con la
realidad de la época –se observa el tratamiento del dolor, desesperación,
soledad, etc. – y los
protagonistas son las figuras que más le inquietaban: mujeres, niños y
pobres –centrándose en la marginalidad que estos sufrían–. Esta poesía se escapa de ser
categorizada como poesía social debido a las técnicas narrativas y retóricas
utilizadas –el uso del realismo mágico, ironía y parodia–. La importancia de la autora radica en
narrar sus vivencias en la España del momento y en la experimentación literaria
que empleaba para ello.
El capítulo ocupado por
Elia Saneleuterio saca a la luz a la autora
invisibilizada, Amparo Conde. Autora autodidáctica que, tras las negativas de
las editoriales para publicar sus obras, decide autopublicarse
y distribuir las obras ella misma. En este capítulo, se analizan las
características principales de su producción y la dificultad de acceder al
panorama literario de la época.
En el quinto capítulo,
bajo la autoría de Marco da Costa, se revisan la adaptaciones y traducciones
realizadas por Conchita Montes con el objetivo de resaltar las múltiples
facetas artísticas de la autora. El estudioso se centra en analizar
detalladamente tres de ellas: Ninotchka, Marea
baja y Lecciones de matrimonio –se tratan de obras teatrales
europeas del siglo XX– con las que pretendía visibilizar la realidad de España
y mostrar protagonistas femeninos que “quebraban el modelo de feminidad
tradicional e imperante tras la conclusión de la guerra civil” (p. 82).
Dolores Fidalgo Estévez
dedica un capítulo a la figura de Carmen Laforet y, en concreto, al estudio
exhaustivo de Nada (1945). En él, el lector podrá percibir la estética
de Laforet, con la que consigue denunciar la realidad de las mujeres y atacar
la ideología imperante en la sociedad franquista a través de la simple
observación y exposición de los hechos –técnica llamada silencio entusiasta–.
Este objetivo es conseguido por las características que posee la narradora
creada por Laforet, así como la existencia de un protagonista colectivo. Martín
Gaite califica al personaje femenino de Nada, Andrea, como “chica rara”,
ya que “la protagonista genera un modelo de mujer ajeno a la «normalidad»” (p.
121). Esta “chica rara” tendrá vida en otras obras, de manera que Andrea y su
creadora, Laforet, influyeron en autoras e historias posteriores.
El capítulo séptimo, es
decir, el primer capítulo ocupado por Miguel Soler Gallo se centra en la figura
de Mercedes Ballesteros y su obra María Elena, ingeniero de caminos
(1940). El análisis de esta obra tiene
como objetivo estudiar la imagen de la mujer científica y examinar las
dificultades a las que se enfrentaba para construir un futuro laboral y
profesional. Asimismo, se rescata esta olvidada obra que no ha sido estudiada
con anterioridad. La autora para reflejar y denunciar esta situación recurre a
ciertas estrategias: presenta a un personaje femenino “masculinizado” –como
consecuencia de quebrantar los ideales impuestos– y presenta al personaje
masculino “feminizado” –técnica innovadora en el panorama literario de
entonces–. A pesar de esta ruptura de los modelos tradicionales, el final de la
obra se ajusta al discurso e ideología tradicional: la protagonista femenina se
convierte en un modelo de mujer ideal. Sin embargo, la autora consigue
demostrar que los límites impuestos a la mujer científica tienen como objetivo
“dirigirla al hogar […] y no por ninguna deficiencia que pudiese poseer a nivel
intelectual como una característica propia de su sexo” (p. 149).
Continuando con el
siguiente capítulo, Soler Gallo investiga la producción de Mercedes Formica,
autora que desafía las ideologías franquistas en su lucha por la igualdad de
las mujeres y la ruptura con el modelo femenino impuesto por la Sección
Femenina. Su condición y trabajo de abogada la llevó a conocer la situación de
las mujeres y lo denunció en sus obras, en concreto, en este capítulo se
analizan tres de ellas: Bodoque (1944-45), el cuento La mano de la
niña (1951) y A instancia de parte (1955). Tanto en su vida como en
sus escritos, se dedicó a luchar por la libertad de las mujeres. El lector se
enfrenta a una autora relegada al olvido, tanto por su ejercicio en la abogacía
como por su ejercicio literario.
El noveno capítulo, a
cargo de Teresa Fernández-Ulloa, analiza las cartas enviadas al órgano censor
por Elena Soriano para defender la publicación de su obra La playa de los
locos. La estudiosa utiliza el paradigma del análisis del discurso, en
concreto, el triángulo ideológico de Van Dijk para el
estudio de los textos. En estas cartas, la autora intenta adaptar su obra para
conseguir la publicación –no lo
conseguirá hasta 1984–, de modo que “trata de que su texto se amolde al discurso
que espera la sociedad” (p. 203), a pesar de que no comparte esta
ideología.
Inmaculada Rodríguez-Moranta analiza la figura de Carmen Kurtz
y la representación de las mujeres en sus primeras cinco obras. Gracias al
premio Ciudad de Barcelona, la autora consiguió la legitimación del régimen;
sin embargo, a veces será galardonada por este, pero otras rechazada –como
sucedió cuando el órgano censor le denegó la publicación de La vieja ley–.
Sus novelas se caracterizan por presentar personajes femeninos que, aunque en
ocasiones se asemejan a los de a la novela rosa, finalmente se convierten en
heroínas que luchan contra la ideología tradicional. Estos personajes irán
evolucionando desde sus primeras obras –los personajes similares a las novelas
rosas– hasta las últimas –personajes evolucionados y transgresores–.
En el siguiente capítulo,
Inés Corujo Martín revisa la producción experimental
de Elena Quiroga –autora aislada del panorama académico y literario actual–. El
lector se enfrenta a una narrativa singular e innovadora que se aleja de la
narrativa característica de la década de 1950 –narrativa realista y
comprometida con la denuncia de realidad social–. La ruptura lineal, abundantes
digresiones, monólogos internos para presentar los estados de conciencia de los
personajes o una acción condensada en pocas horas son algunas de sus técnicas
narrativas que clasifican sus obras como experimentales. Para el empleo de
estas estrategias es determinante la influencia de William Faulkner. El
carácter experimental de sus obras provocó algunas críticas a su narrativa,
debido a la complejidad de sus historias. Del mismo modo, esta complejidad
podría haber facilitado la superación de los informes de censura y, al mismo
tiempo, le brindó cierta libertad –que no fue tan accesible para sus coetáneas–
para tratar temas como las limitaciones de la mujer y el papel restringido al
que estaban sometidas.
El último capítulo, bajo
la autoría de Carmen Fragero Guerra, es dedicado al
comentario de Retahílas (1974) de Carmen Martín Gaite. Obra que crea una
nueva imagen femenina “que se amolda a los nuevos cambios demandados por el fin
de la dictadura” (p. 247). En este capítulo, el lector descubre la autocensura
de la autora al escribir la obra, ya que Fragero
Guerra coteja Cuadernos de todo –contienen anotaciones y comentarios de
la autora para su posterior producción literaria– y la versión definitiva de Retahílas.
Esta comparación demuestra cómo la autora suavizó el tratamiento de ciertos
temas –como, por ejemplo, el erotismo o la crítica a la familia– a través de
técnicas narrativas y discursivas que le permitieron evitar la censura.
Asimismo, estas técnicas logran conectar mejor con los lectores porque estos
deben emplear su imaginación para completar el sentido o parte de la historia.
Este volumen no se limita
a formar una nómina de autoras –algunas reconocidas, otras olvidadas–
pertenecientes a la literatura de posguerra. El lector se enfrenta a un volumen
de rescate y reconocimiento de escritoras marginadas en los estudios literarios
tradicionales e incluso actuales. Asimismo, no se enfoca en realizar una férrea
crítica al régimen franquista y sus ideales, sino que se centra en mostrar las
estrategias de supervivencias de aquellas mujeres intelectuales que tejieron su
futuro y el de las generaciones futuras. No solo constituye un manual literario
enfocado en la literatura española posterior a 1939, sino que es un manual
interdisciplinario –como se ha manifestado anteriormente– que fusiona aspectos
literarios, históricos, sociales o políticos, además de incorporar una gran
perspectiva en estudios de género.
A través de esta breve y
sencilla reseña, se recogen los aspectos generales y sustanciales de la obra.
Obra que cumple con los objetivos establecidos en sus primeras páginas,
logrando un manual de gran interés tanto para especialistas de la materia como
para un público más amplio de lectores inquietos e interesados en la literatura
de la época, sin ninguna formación previa en literatura o historia. Más que a
una nómina de autoras y “chicas raras” –haciendo alusión al término introducido
por Martín Gaite–, el lector se enfrenta al profundo análisis y rescate de la
producción de autoras que desafiaron el discurso y la ideología oficial del
régimen a través del poder de las palabras. El volumen se configura como un
compendio que colabora en la reconstrucción de la tradición literaria –al
recolectar y realzar los escritos de mujeres–, tejiendo las grietas de la
historia literaria de la época. En definitiva, Mujeres y escritura
subversiva durante el franquismo representa una muestra de la lucha constante
que sufrió la mujer para demostrar su valía más allá del ámbito familiar y
doméstico.
Bibliografía
Soler Gallo, Miguel y
Fernández-Ulloa, Teresa (Eds.) (2023). Mujeres y escritura subversiva
durante el franquismo. Berlín: Peter Lang.