Apegos Feroces

Autora: Vivian Gornick.

Ciudad de México: Sexto Piso, 2017.

 

 

Mercedes Alcañiz Moscardó

moscardo@uji.es

Universitat Jaume I - España

 

 

Recibido:  20-10-2022

Aceptado: 10-04-2023

 

 

El título original del libro es Fierce Attachments: A memoir y fue publicado inicialmente en 1987 por la editorial Farrar, Straus and Giroux en Nueva York. La traducción al español se realizó 30 años después, en 2017, por la editorial Sexto Piso de la Ciudad de México, siendo el encargado de la traducción Daniel Ramos Sánchez y, a día de hoy, se han  imprimido cuatro ediciones. La edición de 2005 en lengua inglesa incorporó el prólogo de Jonathan Lethem.

Vivian Gornick nació el 14 de junio de 1935 en el Bronx (Nueva York). Hija de emigrantes rusos judíos y activistas comunistas de clase obrera. Estudio en la Universidad de Nueva York y su actividad profesional a lo largo de su vida ha estado centrada en el periodismo, la escritura y la docencia. Asimismo, fue una activista feminista destacada en la segunda ola feminista. Escribió en The Village Voice, The Nation y The Atlantic sobre el movimiento feminista. Apoyó la creación en 1969 del grupo feminista radical NYRF (New York National Feminists) fundado por Shulamith Firestone y Anne Koedt. Después de publicar “The Next Great Moment is Theirs” en dicha revista, se anunció la creación del grupo y, posteriormente, en 1978, publicó Essays of Feminism. En su larga vida, es admirable su vitalidad, ha escrito 11 libros y numerosos artículos, ha realizado multitud de viajes, el último de los cuales a México donde ha participado en la nueva edición del Hay Festival de Querétaro y en la Feria Internacional del libro universitario de la UNAM (Ciudad de México). En 2021 recibió el Premio de Literatura Windham-Campbell en la categoría de auto ficción.

Apegos feroces es un libro de memorias, autobiográfico, al estilo de los escritos por Natalia Ginzburg, Annie Ernaux, Siri Hustvedt y Didier Eribon entre otros y otras, y con un trasfondo espacial centrado en los barrios y en las calles de Nueva York, ciudad presente en  toda su obra y que nos ubica, en el caso de haber vivido o visitado la ciudad, en ella, invitándonos a acompañarla en los paseos que fundamentalmente realiza con su madre y que años después continuará en “La mujer singular y la ciudad” (2015). Las avenidas y las calles de Nueva York, son testigos de las conversaciones que sobre el pasado y el presente tiene con su madre y en las que se alternan acontecimientos pasados y presentes.

Es, precisamente, la relación con su madre uno de los ejes temáticos más destacables del libro. Una relación complicada, que va del apego al odio, de cuestionar la vida de su madre por seguir el modelo establecido femenino, de no tener vida propia más que la dedicada a su padre y que una vez muerto, persiste en su recuerdo sin intentar rehacer su vida, y que sin embargo “se enfurecía por el vacío de la vida de las mujeres, como decía ella” antecediendo a Betty Friedan con su conocida frase “el problema que no tiene nombre”. El modelo femenino desempeñado por la madre se expone como opuesto al masculino, un modelo que había que seguir por la imposición de roles existente en el que los hombres decidían y tenían el control de sus vidas: “mi padre la obligó a dejarlo todo para quedarse en casa con los hijos” y que posteriormente, en las conversaciones entre madre-hija por las calles de Nueva York le confesó haber odiado dejar de trabajar para cuidar a la familia.

Frente a este modelo de mujer dedicada al hogar y al cuidado, la autora expone otro modelo de mujer totalmente diferente al de su madre: una gentil que se queda viuda joven y que es el anti-modelo de mujer dedicada a las tareas domésticas y de cuidado a su hijo. “Nettie, como pronto se comprobó, no tenía dotes de madre. Muchas mujeres carecen de ellas. Reproducen los gestos y ademanes que recuerdan de las mujeres en las que han sido entrenadas para convertirse y esperan que todo salga bien”. Pero ella quiere vivir su vida, tiene relaciones con otros hombres y fantasea sobre otras vidas que podía haber vivido.

Es esta dualidad en la identidad femenina la que ella se cuestiona para sí misma. ¿Qué es ser mujer? ¿Qué quiere hacer con su vida? ¿Cómo quiere vivir?

La parte autobiográfica inicia la obra: “Tengo 8 años. Mi madre y yo salimos de nuestro apartamento que da al rellano del segundo piso […] el edificio está lleno de mujeres, me empapaba de ellas como de cloroformo impregnado en un paño […] he tardado 30 años en entender cuanto aprendí de ellas”. Describe los principales acontecimientos de su vida en el barrio del Bronx en el que vivió hasta los 21 años. Su vida de estudiante y el descubrimiento de “otros mundos” y otras personas diferentes a lo que había sido su vida hasta ese momento. Su relación con los hombres, su marido Stefan, su antiguo vecino del barrio Davey y su última pareja, Joe, sindicalista, vividor y mujeriego. Y también casado, lo que muestra una relación triangular entre la esposa, el marido y ella, como “la otra”. Su breve situación de casada con Stefan la describe como “fue en la cocina donde empecé a comprender el significado de la palabra esposa […] Stefan estaba en su taller y yo estaba en la cocina, esforzándome por preparar y servir una comida que ambos pensábamos que debía ser adecuada […] ¿Será esto así durante los siguientes 40 años?”. Aquí toma conciencia del rol femenino asignado a las mujeres y se rebela porque ella quiere tener vida propia y escribir. Y eso que sí que tenía una habitación, estudio, propio. Hecho que no sucedía en la época de Virginia Woolf.

En el libro dedica poca atención a su trayectoria profesional como periodista que viajó a diversas partes del mundo y nada, o una breve alusión, a su participación en el movimiento feminista de los años 70.

Las conversaciones con su madre mientras caminan por las calles de Nueva York o en el sofá de casa de su madre tratan temáticas diversas que entretejen historias del pasado con situaciones del presente, así como las propias experiencias vitales de cada una de ellas, confesiones que hasta ese momento habían permanecido ocultas. Conversan sobre antiguos conocidos del barrio, sobre el matrimonio, sobre la relación con los hombres, sobre el feminismo, la maternidad y el aborto. Poco sobre política nacional o internacional o sobre la situación mundial.

El libro cierra con el final de un apego, después de una acalorada discusión con su madre que le dice: “¿Por qué no te vas ya? ¿Por qué no te apartas de mi vida? No voy a detenerte. Veo la luz, oigo la calle. La mitad de mi está dentro, la otra mitad fuera. Ya sé que no mamá”.

 

 

Bibliografía

 

 

Gornick, Vivian (2017): Apegos Feroces. Ciudad de México: Sexto Piso.