Mujer y espacio doméstico: retratos de la desigualdad de género en la arquitectura y la ciudad modernas.

Autor: Rodrigo Almonacid Canseco (Coord.).

Valladolid: Instituto Universitario de Urbanística, 2024.

 

 

María Isabel Menéndez Menéndez

mimenendez@ubu.es

Universidad de Burgos - España

ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7373-6885

 

 

Recibido:  18-12-2024

Aceptado: 10-04-2025

 

 

La perspectiva de género en arquitectura y urbanismo ya cuenta con un importante acervo científico. Se enfoca en discernir cómo el diseño de los espacios, tanto público, como las ciudades, como privados, como la casa, influye en las experiencias y necesidades de las personas en función de su sexo, cuestionando las normas tradicionales que históricamente han favorecido a los varones.

Esta mirada promueve la creación de entornos más inclusivos y equitativos, considerando aspectos como la seguridad, accesibilidad, privacidad y comodidad, con un interés por analizar cómo las mujeres pueden verse afectadas por las estructuras construidas. La arquitectura y el urbanismo con perspectiva de género también subrayan la importancia de la participación de las mujeres en la toma de decisiones dentro del campo, contribuyendo a un diseño más representativo que refleje la diversidad de las experiencias humanas. En el mismo sentido, es un objetivo de este enfoque recuperar las aportaciones de arquitectas, urbanistas, diseñadoras y otras profesionales que, precisamente por ser mujeres, han quedado relegadas al olvido. Así, a través de estas intervenciones, se busca transformar el espacio físico en un vehículo para la equidad, cuestionando los roles y las expectativas sociales que las construcciones tradicionales han perpetuado.

En esta línea de estudios innovadores y sostenibles debe enmarcarse la publicación aquí reseñada, interesada por las aportaciones y necesidades de las mujeres en el espacio privado, esto es el doméstico, desde una perspectiva de género y también multidisciplinar. El volumen, que es el número 11 de la colección Dossier ciudades que publica el Instituto Universitario de Urbanística de la Universidad de Valladolid, ha sido coordinado por Rodrigo Almonacid y cuenta con la aportación de ocho especialistas en la materia que firman textos que, además, van acompañados de imágenes significativas. El origen de la monografía fue un seminario docente celebrado en 2023 esa universidad bajo el título I Jornadas sobre igualdad de género en arquitectura: mujer y espacio doméstico, y se complementa con un apéndice visual que recoge, a modo de catálogo, la exposición “Ilustraciones domésticas de la igualdad” que se programó paralelamente al seminario.

Tras la introducción a la obra, el primero de los capítulos, firmado por la doctora arquitecta Josenia Hervás y Heras de la Universidad de Alcalá de Henares se dedica a las arquitectas de la escuela alemana Bauhaus, recuperando la historia de unas alumnas que formaron parte del taller textil de forma muy significativa en los orígenes de la escuela, pero también, y especialmente tras la mudanza a Dessau, de los proyectos tecnológicos e industriales, destacando en el diseño de muebles, lámparas y, por supuesto, en la arquitectura. Las mujeres, explica la autora, entraron en la Bauhaus con un espíritu renovador y una propuesta integral sobre la experiencia espacial que aplicaron sobre todo a la casa. El capítulo permite acercarse a la presencia de estas mujeres, así como descubrir algunos nombres relevantes y sus aportaciones al espacio doméstico, como Hilde Reiss, Gerda Marx, Annemarie Wilke, Wera Meyer-Waldeck o María Müller. El capítulo de Hervás permite solucionar las lagunas históricas que la “bibliografía canónica ha ocultado y desvalorizado [al incluir] solamente la experiencia y la mirada masculinas” (Moisset, 2022: 165) en la arquitectura en general y en la Bauhaus en particular.

La doctora arquitecta María Pura Moreno, profesora Titular de la Universidad Rey Juan Carlos, dedica su capítulo a la arquitecta, diseñadora y artista francesa Charlotte Perriand, figura imprescindible del siglo XX, cuyas aportaciones y biografía están relativamente reconocidas en la actualidad pero que, durante mucho tiempo, se mantuvieron a la sombra de algunas de las grandes figuras con las que colaboró, especialmente Le Corbusier. De él es muy conocida la sexista recepción que dedicó a la entonces joven candidata a trabajar con él: “en este estudio no se bordan cojines” (p. 39). Solo más tarde se interesó por ella, cuando conoció su talento en el diseño de interiores tras su participación en el Salon D’Automne de 1927. En la actualidad, hay que reconocer a Perriand como una de las personas que contribuyeron a “la transformación de los espacios habitables de la arquitectura moderna” (Cruz, 2008: 132). El capítulo de Moreno, elaborado a partir sobre todo de la autobiografía Une vie de création que la arquitecta publicó en 1998, realiza un recorrido por las inquietudes de Perriand y, sobre todo, por la originalidad y actualidad de sus propuestas en el marco de un fuerte compromiso político y social en el que destacó “su voluntad de reclamar siempre una voz propia e independiente” (p. 42).

Rosa Chacel, escritora perteneciente a la Generación del 27, es la protagonista del capítulo que firma el doctor arquitecto Alberto Ruiz, profesor en la Universidad Politécnica de Madrid. A diferencia de sus coetáneos, a Chacel le importó mucho la arquitectura, utilizando la ciudad como protagonista de sus obras. En una publicación de la época, que recoge el capítulo de Ruiz junto a tres obras literarias, definió también lo que consideraba la “casa soñada: nueva, sencillísima […] estratégicamente situada en el barrio” (p. 54). Demostrando un pensamiento adelantado a su tiempo desde el punto de vista de género, Chacel, que siempre “escribe a partir de cosas que vive, que ve” (Trapanese, 2015: 100), va a interesarse por la relación entre arquitectura y literatura, situándose críticamente ante la arquitectura moderna de la época, a la que consideraba excesivamente ensimismada por las cuestiones formales y poco atenta a las necesidades reales de la población.

Luis Santos y Ganges, geógrafo y doctor en urbanismo, elabora un texto dedicado al ajuar doméstico en las casas del primer franquismo. Las propuestas patriarcales guiaban el diseño de una determinada concepción oficial de la vivienda protegida en los años cuarenta del siglo XX. Reproducía los ideales falangistas (López, 2003: 1) que reducían a las mujeres a las labores del hogar y el cuidado de la prole. Así, el ajuar a crédito que se ponía a disposición de las familias humildes no era únicamente un conjunto de enseres y ropas, sino también un modelo ideológico. Como explica el autor, la autoridad franquista identificó el ajuar “como un elemento físico esencial para transformar la vivienda en hogar, ligado al orden patriarcal conforme a una retrógrada concepción de la familia y vinculado al control social” (p. 70).

La representación cinematográfica del cuarto de baño y su uso por las mujeres en el cine es el hilo conductor del capítulo de la doctora arquitecta Josefina González, de la Universidad de Valladolid. Se trata de una representación que ha incorporado cierta autocensura fruto de la corrección política. Ello explica una aparición siempre desde un punto de vista decorativo, centrado solo en algunos de los elementos y no en otros. La autora señala cómo el hedonismo es la principal excusa para mostrar bañeras o espejos, construyendo el lavabo como “un altar” (p. 88), mientras que el inodoro es eludido. Habrá que esperar al cine de finales del siglo para encontrar una subversión de estos códigos. Estas prácticas que González certifica en el cine internacional se emularán también en el español con la singularidad de mostrar el cuarto de baño como un distintivo de clase social, pues las clases altas y burguesas eran las únicas que contaban con uno completo, frente a la escasez de sanitarios en las viviendas obreras. El rol del cuarto de baño privativo en la vivienda social del siglo XX es esencial para comprender la nueva concepción de la casa, más racional y saludable, que buscaba superar la “vulnerabilidad residencial” (Alguacil, Camacho y Hernández, 2014: 83).

La perspectiva de género no puede olvidar el gran espacio consagrado a las mujeres en la sociedad patriarcal: la cocina, un lugar ambivalente donde se concretaba simbólicamente la reclusión de las mujeres, pero abierto también a la creatividad (Arranz, 2024). La doctora arquitecta Alba Zarza, del Instituto Universitario de Lisboa, dedica sus líneas a la representación cinematográfica de este espacio, con el objeto de analizar las distintas tipologías de hogares, así como la evolución tanto del equipamiento como del menaje. Ello permite repasar las nuevas tendencias de diseño y progreso técnico, pero también la persistencia de las mujeres como únicas habitantes de las cocinas. En España, las películas de los años cuarenta y cincuenta retratan la moral nacionalsindicalista que relegaba a las mujeres a un hogar precario y en mal estado, a veces protagonizado por el fuego de la lumbre. Las décadas siguientes perpetúan la representación de corralas y hogares muy modestos frente a los de las clases pudientes, cuyas cocinas ocupan un lugar primordial en las tramas, reflejando la vida tanto de las personas adineradas propietarias de esas viviendas como del personal a su servicio. En los años cincuenta, en el marco de la proyección del NO-DO y el desarrollismo, se ofrecen reportajes sobre el Salón del Hogar Moderno, que muestran el mobiliario integrado y modular que protagonizó los avances en diseño de cocinas, avances que no modificaron la situación social de las mujeres.

La doctora arquitecta Noelia Galván, profesora en la Universidad de Valladolid, dedica su capítulo a analizar la influencia de las mujeres norteamericanas en los cambios de la casa de la posguerra. Se trata de una reflexión que provee información sobre el rol de las estadounidenses tras la Segunda Guerra Mundial que, tras haberse desempeñado en la industria para sustituir a los varones que estaban en el frente, fueron obligadas a retornar al hogar con el fin del conflicto. El modelo de vivienda suburbana, en cuyo diseño participaron muchas arquitectas y diseñadoras como Catherine Beecher, Anne Tyng o Jean Bodman, se convertiría en la propuesta social de la familia perfecta, una familia que habitaba un espacio multifuncional y tecnológico, con nuevas propuestas como la cocina integrada en un espacio fluido y el mobiliario diseñado para el confort. Sin embargo, si bien se buscaba facilitar la vida de las mujeres en el hogar del conocido como “sueño americano”, existía una importante grieta: ese hogar mecanizado y optimizado ya no podía satisfacer las necesidades de unas mujeres que habían conocido la emancipación y que ahora estaban obligadas a pasar a un segundo plano. Betty Friedan (1963) lo denominó “el problema que no tiene nombre”.

El coordinador del volumen, Rodrigo Almonacid, firma el último epígrafe, dedicado a reflejar la relación entre la evolución arquitectónica y los avances en igualdad de las mujeres, advirtiendo “ciertos desfases entre el discurso estético y el ético” (p. 119). El estudio de diferentes textos pertenecientes a la Ilustración del siglo XVIII revela que, en un principio, las mujeres apenas aparecían como protagonistas y si lo hacían era únicamente en el “oficio del ama de casa” (p. 121). Con la llegada de la Modernidad, la vanguardia será también un movimiento sin igualdad. El autor lo ilustra con el análisis de la evolución de objetos de mobiliario, como el tocador, o con el análisis de propuestas de arquitectos varones que, durante el primer tercio del siglo XX, proyectan espacio ocupados por mujeres, pero únicamente identificadas desde las tareas domésticas. De ahí que sean fundamentales las propuestas de algunas arquitectas como Christine Frederick, autodenominada “ingeniera de la eficiencia doméstica” (Montaner, 2014: 29), y cuyo estudio de los flujos de trabajo dentro del hogar (p. 130) permitieron (re)pensar el espacio de la cocina. Finalmente, la Postmodernidad, la cultura pop y la sociedad de masas asistirán a cambios que modificarán para siempre el entorno doméstico pero que, no obstante, no consiguen romper con los roles de género.

El libro termina con el catálogo de la exposición “Ilustraciones domésticas de la igualdad” que intenta visibilizar la representación mediática de un hogar que, a pesar de proponer cierta idea de progreso, experimenta cambios más bien superficiales, al dibujar una protagonista más dinámica, pero que en ningún caso aparece liberada de la obligada adscripción a las tareas domésticas y/o la reclusión en el espacio del hogar.

El volumen que aquí se reseña es, en definitiva, una obra escrita con la voluntad de sintetizar aportaciones vanguardistas a la arquitectura y contribuir al análisis de las representaciones sociales y/o políticas sobre las mujeres y su rol en la familia y la sociedad tradicional. Un volumen que se enfoca en desvelar cómo los espacios influyen en las relaciones de poder, descubriendo cómo la arquitectura tradicional ha consolidado los roles de género mediante la división entre espacios “masculinos” y “femeninos”. El enfoque crítico permite, en suma, cuestionar estas separaciones y rescatar las aportaciones de quienes se atrevieron a discutir los códigos y principios canónicos, desafiando estructuras de poder y promoviendo espacios abiertos a la autonomía y el bienestar de todos y todas.

 

 

Bibliografía

 

Alguacil, Julio; Camacho, Javier y Hernández, Agustín (2014). “La vulnerabilidad urbana en España. Identificación y evolución de los barrios vulnerables”. En: Empiria, 27, pp. 73-94.

Almonacid Canseco, Rodrigo (Coord.) (2024). Mujer y espacio doméstico: retratos de la desigualdad de género en la arquitectura y la ciudad modernas. Valladolid: Instituto Universitario de Urbanística.

Arranz, María (2024). El delantal y la maza. Feminismos desde la cocina. Málaga: Hojas de col.

Cruz, Mónica (2008). “Charlotte Perriand y el Equipamiento de la habitación moderna”. En: Dearq, 1(3), pp. 132-141.

Friedan, Betty (1963). The feminine mystique. Nueva York: Norton.

López, Jesús (2003). “Vivienda social y falange: ideario y construcciones en la década de los 40”. En: Scripta Nova, VII (146), pp. 1-15.

Moisset, Inés (2022). “Los silencios de la historia: mujeres en la Bauhaus”. En: Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación, 113, pp. 165-180.

Montaner, Josep María (2014). Del diagrama a las experiencias, hacia una arquitectura de la acción. Barcelona: Gustavo Gili.

Trapanese, Elena (2015). “Rosa Chacel: entre circunstancias y voluntad”. En: Philobiblion. Revista de literaturas hispánicas, 1, pp. 95-109.