Gao Bo*
School of Foreign Languages
Peking University
Beijing, China, 100871
gaobo2013@pku.edu.cn
Analysing Sino-European Relations through Different Editions of The History of the Great and Mighty Kingdom of China by Juan González de Mendoza
Aproximación a la relación sino-europea a través de las diferentes traducciones de Historia del gran reino de la China de Juan González de Mendoza
《中华大帝国史》翻译史中的中欧关系
高博
* Dra. Gao Bo (PhD, Beijing Foreign Studies University), Profesora Titular del Departamento de Filología Hispánica, Portuguesa e Italiana de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Pekín, con línea de investigación en Sinología Hispánica, las imágenes chinas en la perspectiva europea y la traductología. El presente estudio se enmarca en el Proyecto de Investigación “Historia del Gran Reino de la China de Juan González de Mendoza y la imagen china en la perspectiva europea del siglo XVI”(19BWW012), financiado por el Consejo Chino de Filosofía y Ciencias Sociales del Ministerio de Educación de China.
0009-0009-9324-1754
Sinologia Hispanica, China Studies Review, 18, 1 (2024), pp. 1-18
Received:
Revised:
Accepted:
January 2024
April 2024
May 2024
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《中华大帝国史》翻译史中的中欧关系
Abstract: For five centuries, The History of the Great and Mighty Kingdom of China by Juan González de Mendoza has had a major influence on the international academic community. Each edition of Mendoza’s book offers an updated interpretation of the contemporary process of Sino-Western relations. This study sets out to explore the process through which the book was translated into Chinese, tracing its source texts and analyzing the isomorphism between different editions and the influence of Sino-Western relations in different contexts.
Key Words: Juan González de Mendoza; Sino-European relations; translation history; Ming dynasty; image of China from the European perspective.
Resumen: Desde hace cinco siglos, la obra Historia del gran reino de la China de Juan González de Mendoza siempre ha ejercido una gran influencia en la comunidad académica internacional. Este artículo toma como punto de partida la trayectoria de la traducción al chino del libro, y pretende interpretar la interrelación entre las ediciones de la traducción al chino y el proceso histórico de las relaciones sino-europeas desde el trasfondo político, económico y social, puesto que cada representación del libro de Mendoza brinda una interpretación actualizada del proceso contemporáneo de las relaciones chino-occidentales.
Palabras clave: Juan González de Mendoza; relación sino-europea; historia de la traducción; dinastía Ming; imagen china desde la perspectiva europea.
摘要:五个世纪以来,《中华大帝国史》一直在国际学术界有着重要的国际影响力,门多萨之书在不同语境下的每一次再现都是对中西关系史进程的一次现实化诠释。本文以该文本的汉译史为研究脉络,追溯其译本的相关翻译底本,并以这些不同语言版本的出版年代为逻辑出发点,解读《中华大帝国史》在重要时间节点上的再版与中西关系进程之间的同构性。
[关键词] 胡安·冈萨雷斯·德·门多萨;中欧关系;翻译史;大明王朝;欧洲视域下的中国形象
1. Resumen de la edición china de la obra Historia del gran reino de la China
Desde hace más de cinco siglos, el libro Historia del gran reino de la China del agustino español Juan González de Mendoza siempre ha generado gran interés entre los académicos internacionales, lo cual se ha visto acrecentado con la última edición publicada en 2022 en Madrid, editada por Juan Gil, que ha atraído de nuevo la atención mundial hacia la obra (González de Mendoza, 2022). Los estudios se han centrado principalmente en la vida y las andanzas del autor español, los componentes y fuentes de la obra, su influencia en la Edad Moderna, las imágenes chinas perfiladas por el autor agustino, así como la intención evangélica del libro y las estrategias del monarca español Felipe II con el imperio chino de la dinastía Ming. Por citar algún ejemplo, en general, los hispanistas sostienen que Mendoza introdujo la cultura china en Europa de forma más completa y auténtica, y a diferencia de los misioneros anteriores (Li 2019: 3) , hizo una descripción muy positiva del sistema jurídico de la dinastía Ming (Folch 2017: 23). Sin embargo, pese a ser una narración sobre China, es de señalar que la imagen china y la relación con la nación oriental reflejada en la obra siguen siendo temas poco abordados hoy en día. Partiendo de esta laguna académica, el presente trabajo tiene por objeto estudiar la relación sino-europea desde el punto de vista de las distintas versiones de la traducción de esta obra.
Existen dos traducciones al chino. La primera se publicó en 1998 en Beijing (González de Mendoza, 1998), traducida por el historiador chino He Gaoji (何高济), quien ha traducido varios libros acerca de la relación sino-occidental durante las dinastías Ming y Qing, las últimas dinastías chinas feudales. La otra traducción al chino vio la luz en 2009, obra del traductor Sun Jiakun (孙家堃) (Sun, 2009), catedrático chino de Filología Hispánica.
Ambas traducciones se han basado en distintas versiones de la obra. Según un estudio al respecto (Gao, 2020: 152), la edición de He Gaoji es una traducción de la versión inglesa publicada en 1940, titulada The History of the Kingdom of China (González de Mendoza, 1940), basada a su vez en la edición inglesa de 1853 y 1854 (González de Mendoza, 1853, 1854) del conocido sinólogo británico George T. Staunton (1781-1859). Merece señalar que el joven británico formó parte de la comitiva de la delegación oficial inglesa que visitó China durante el reinado de Qianlong(乾隆)en 1793, encabezada por el embajador George Macartney (1737-1806). El ministro de la delegación fue su padre, George Leonard Staunton (1737-1801). Además, la edición de Staunton de 1853 y 1854 es realizada sobre la base de la primera traducción inglesa del libro de González de Mendoza, publicada en Londres en 1588 (González de Mendoza, 1588), traducida por Robert Parke a partir de la edición española de Madrid de 1586 (González de Mendoza, 1586). Cabe reiterar que la edición española de Madrid de 1586 es la más aceptada por el propio autor agustino, que no estaba satisfecho con la primera edición española de 1585 publicada en Roma (González de Mendoza, 1585), y prometió publicar en España una edición revisada (González de Mendoza, 1586), por lo que con esta edición cumplió su promesa.
En comparación con la traducción de He Gaoji, realizada a partir de la edición inglesa de 1940, la de Sun Jiakun se basa en la edición española publicada en Madrid en 1990 (González de Mendoza, 1990), realizada a su vez sobre la base de la versión española de 1586 (González de Mendoza, 1586). Aunque ambas traducciones al chino se remontan al mismo origen, es decir, a la edición española de 1586 (González de Mendoza, 1586), varían tanto en su estilo expresivo como en las interpretaciones semánticas. Si la traducción de He Gaoji presenta una tendencia a la extranjerización, la de Sun Jiakun se inclina más a la domesticación. Además, entre otros detalles, nos ha llamado especial atención que la versión de Sun Jiakun, a pesar de ser una traducción directa del español, ha omitido la mención de los misioneros de la Compañía de Jesús que residían en la ciudad china de Zhaoqing (肇庆), en la provincia de Cantón, una anécdota explicada con claridad en la edición madrileña de 1586 (González de Mendoza, 1586: 118). Curiosamente, la traducción de He Gaoji, realizada a partir de la traducción inglesa, ha conservado ese detalle del contexto chino (Gao, 2020: 151). Dicho esto, lamentamos no profundizar más en los problemas traductológicos, pero el verdadero objeto del presente trabajo es analizar la relación sino-europea desde la perspectiva de las distintas versiones de la traducción al chino, pasando de la primera edición española del siglo XVI a las ediciones inglesas del siglo XIX y XX, hasta llegar a las dos traducciones chinas del siglo XX, teniendo en cuenta que estas últimas se realizaron a partir de las ediciones inglesas mencionadas.
2. Una mirada retrospectiva a la relación sino-europea en la primera publicación de Historia del gran reino de la China en 1585
En 1585, se publicó en Roma la primera edición española del libro de Mendoza, con el título original Historia de las cosas mas notables, ritos y costumbres del gran Reyno de la China, sabidas assi por los libros de los mesmos Chinas, como por relacion de Religiosos y otras personas que han estado en el dicho Reyno (González de Mendoza, 1585). Una lectura exhaustiva del texto original revela que tanto la primera edición española de 1585 como la edición revisada de 1586 (González de Mendoza, 1586) presentan una efusiva intención evangélica. En particular, la de 1586 porta un aire mesiánico aún más vehemente que la de 1585. Sin embargo, este propósito predicador no es implantado de forma forzosa en las narraciones, sino de manera eufemística y disimulada. Es decir, con las adaptaciones idealizadas de los relatos escritos por los europeos sobre China, Mendoza plasma un imperio chino próspero en lo material, avanzado en la constitución estatal, deficiente en espíritu y receptivo a la conversión (Gao, 2023: 156-157). De esta manera, entre las tensiones de la ideología y la utopía, el agustino reconstruye una nueva imagen china en la perspectiva europea, la cual difiere de la imaginación de Marco Polo (1254-1324), que la perfila como un paraíso oriental rico y próspero (Polo, 1938). También varía con respecto al perfil chino descrito en las críticas del filósofo alemán G. W. F. Hegel (1770-1831) (2013: 130) y del francés Montesquieu (1689-1755) (1961: 129) en el siglo XVIII, quienes consideraban el país asiático como un imperio parado y atrasado. Además, la imagen china trazada por Mendoza tuvo tanta influencia en su época que llegó a sublimarse en una memoria colectiva en la Edad Moderna, tal como el historiador estadounidense D. F. Lach comenta en Asia in the Making of Europe: “The authority of Mendoza’s book was so great that it became the point of departure and the basis of comparison for all subsequent European works on China written before the eighteenth century” (Lach, 1994: 744).
Desde el contexto histórico y social coetáneo, por una parte, su imaginación utópica representa de forma poética la ubicación céntrica y la ventaja de China en el orden mundial del siglo XVI, periodo inicial de la globalización capitalista (Gao, 2023: 159). Es decir, durante mucho tiempo la dinastía Ming ostentó un superávit notable en el comercio internacional frente al resto de países asiáticos y europeos, incluidos España y Portugal, absorbiendo una gran cantidad de plata como capital monetario, de ahí que fuera conocido como el “imperio de la plata” (白银帝国). En cambio, la España coetánea se encontraba en los últimos años del reinado de Felipe II, sumida en plena crisis económica y apoderada de un vértigo bélico tanto con los países vecinos como por las rebeliones moriscas en Granada. De esta manera, la península ibérica en crisis suponía un fuerte contraste con el imperio chino del mismo tiempo, que vivía la llamada “prosperidad del reinado de Wanli” (万历中兴). No se puede negar que a pesar de su esplendor, subsistían considerables adversidades políticas y sociales, pero, aun así, su posición ventajosa en el comercio internacional frente a la de España en plena crisis creaba una realidad contrastada que constituye uno de los fundamentos para la imagen idealizada del autor español sobre el gigante asiático.
Por otra parte, la imaginación ideológica de Mendoza consiste en una visualización literaria del proceso de expansión católica hacia Oriente, otro acontecimiento experimentado por el propio autor español (Gao, 2023: 159). En esas circunstancias, China aparece en la narración de Mendoza como una de las culturas heterogéneas receptivas a la conversión. Ante la situación del momento, en la corte española se discutían dos estrategias distintas con respecto al gigante asiático, una de las cuales se decantaba por la conquista armada, tal como comenta Francisco de Sande en su carta a Felipe II en 1576: “Puédese con dos o tres mil hombres tomar la provincia que más contentare y tener puertos y armada superior por la mar, y esto será muy fácil, y en sentido señores de una provincia, es hecha toda la conquista” (Sande, 1576). Otra estrategia proponía una vía pacífica, adoptando la conversión en vez de la conquista militar. El libro Historia del gran reino de la China vio la luz justamente durante ese trance, cuando el rey de España y Portugal, Felipe II el prudente, estaba pendiente de tomar una decisión definitiva acerca de las dos posiciones totalmente contrarias sobre la dinastía Ming. Si se interpreta partiendo de este contexto histórico, la fuerte intención evangélica presente en la narración de Mendoza defiende una postura alternativa a la bélica, respaldada firmemente por las autoridades españolas acreditadas en las Filipinas, entonces colonia española. Finalmente, en vez de aprobar la intervención militar, Felipe II ordenó enviar una delegación diplomática a China para entrevistarse con el emperador Wanli, en la que Juan González de Mendoza fue designado como uno de los embajadores. El objetivo de esta misión oficial era establecer relaciones amistosas con China, conseguir el permiso de comercio y la evangelización; sin embargo, quedó suspendida en México por motivos desconocidos, tal como explica el autor en la dedicatoria de su libro:
Cuando el año de mil y quinientos y ochenta, su Majestad me mandó, que pasase al Reyno de la China, a hacer de su parte (con un presente de varias y ricas preseas para aquel Rey) demostración de la amistad y buena correspondencia que quería tener con el, y comercio entre los vasallos de entrambos, por la parte de las islas Philippinas. El Illustrissimo Don Antonio de Padilla y Meneses de buena memoria, antecesor de V. S. Ill. me encomendó que con curiosidad notase las cosas de aquel Reyno, para hacerle a mi vuelta larga relación de lo que hubiese visto y entendido. Pienso que con animo de encaminar por algun buen modo, con la noticia de las costumbres de aquellas gentes, y disposición de la tierra, la conversión de las a la fe Cathólica (González de Mendoza, 1586: 20).
Como se ha explicado anteriormente, Historia del gran reino de la China vio la luz en un periodo en el que existían dos opiniones totalmente opuestas sobre el imperio chino; y los postulados de Mendoza defendían una propuesta pacífica en vez de la conquista bélica. En este sentido, la fuerte intención evangélica presente en la narración de Mendoza constituye un reflejo de aquella situación poco conocida de la historia de las relaciones hispano-chinas.
3. La relación sino-europea en las ediciones inglesas de 1853 y 1940
Las publicaciones del libro de Mendoza en la Edad Moderna China son muy limitadas. Ante todo, cabe recordar que la Edad Moderna China abarca el período comprendido entre 1840, año de inicio de la primera guerra del Opio (鸦片战争), y 1949, año de la fundación de la República Popular China. En este apartado, nuestro enfoque pasa de las ediciones clásicas españolas a las ediciones inglesas modernas, puesto que la primera traducción al chino del libro Historia del gran reino de la China se basa en la versión inglesa de 1940. Dicha versión se realizó sobre la base de la edición inglesa de 1853 y 1854, que consta de dos volúmenes publicados en dichos años sucesivos por el editor George Thomas Staunton, que formaba parte de la Sociedad Hakluyt, una organización sin ánimo de lucro fundada en 1846 y con sede en Londres que publica libros académicos de registros primarios de viajes históricos y actuales, así como otros materiales de temática geográfica. Además de su función editorial, la Sociedad Hakluyt también organizaba simposios relacionados con exploraciones geográficas y encuentros culturales. Es administrada por un consejo compuesto por miembros voluntarios y funcionarios públicos.
En el prólogo de la edición inglesa de 1853 se explica el motivo de la nueva edición:
It is the leading purpose of the Hakluyt Society to deal with the Archology of Geography, and more especially so in connection with the progress made by our own English ancestors in the advancement of that important science. In pursuance of that object, therefore, Mendoza´s account of China has been selected for re-publication, as being the earliest detailed account of that country ever published in the English language (González de Mendoza, 1853: i, ii).
Sin embargo, los lectores de culturas heterogéneas realizan diferentes interpretaciones del prefacio arriba citado. Para los chinos, la ubicación cronológica de la publicación (1853 y 1854) y la sede de la editorial despiertan una memoria colectiva muy dolorosa del conflicto bélico contra Inglaterra (1840-1860), conocido como las guerras del Opio (鸦片战争) en la historia china moderna. Por otra parte, los adversarios ingleses coetáneos habrían añadido cierto matiz irónico con la representación de una imagen china próspera en el contexto inglés ante las adversidades del momento. Sin duda alguna, esto constituye un nuevo tipo de orientalismo, distinto al del siglo XVI. Es decir, en el siglo XVI, China era imaginada como una tierra avanzada y adorada por los europeos. En cambio, a principios del siglo XIX, el perfil chino en la perspectiva occidental sufrió un cambio sustancial, pasando de la admiración al desprecio. No obstante, a pesar de ser dos orientalismos diferentes, comparten la misma apreciación de que China siempre es considerada como un “otro” callado y marginado en las perspectivas occidentales.
En este momento, cabe recordar que 1840, año de inicio de la primera guerra del Opio, constituye un punto de viraje en la historia china moderna, puesto que es entonces cuando el gigante asiático se convierte en un país semicolonial y semifeudal. De la noche a la mañana, quedó truncada la imaginación utópica sobre el imperio chino que subsistía en la mentalidad colectiva europea desde la Edad Media. Los motivos de la guerra son muy complejos. Al parecer, los ingleses alegaron como excusa para abrir fuego la prohibición, confiscación y destrucción del opio que comercializaban en China. Sin embargo, hubo sin duda otras motivaciones, más profundas y contundentes, que radican en los intereses comerciales y la divergencia de valores. En este sentido, es inevitable aludir de nuevo a George Thomas Staunton, quien tuvo la suerte de visitar China en 1793 a la edad de 12 años, con la delegación diplomática encabezada por el veterano embajador George Macartney.
El joven Staunton fue testigo del conflicto de valores entre dos culturas diferentes. Por ejemplo, uno de los objetivos de la visita británica era establecer relaciones diplomáticas con China, enviarse embajadores mutuamente y abrir canales comerciales. Sin embargo, el emperador chino, carente de conocimientos sobre la diplomacia moderna, consideraba a Inglaterra como un estado vasallo que venía a rendir homenaje al Celeste Imperio. Además, también existían numerosos conflictos rituales; por ejemplo, el embajador inglés se negó a seguir el rito tradicional chino de arrodillarse ante el emperador Qianlong (乾隆), desagradando así a la autoridad china (Staunton, 2010: 9-10). Como consecuencia, la visita acabó siendo en vano. En el camino de regreso, Staunton y sus compañeros vieron con sus propios ojos la realidad china, atrasada tanto en la vida cotidiana como en las infraestructuras militares, lejos de la imaginación utópica mantenida en la memoria colectiva europea desde la Edad Media. Posteriormente, el joven inglés se trasladó a la provincia de Cantón y en 1798 empezó a trabajar para la Compañía Británica de las Indias Orientales (British East India Company), lo que le brindó la oportunidad de tener contacto directo con la sociedad china (Staunton, 2010: 17). Esta experiencia única le convirtió en uno de los primeros expertos europeos en asuntos chinos. Precisamente por ello, a principios de los años 50 del siglo XIX, la Sociedad Hakluyt le encargó el trabajo de editar The History of the Great and Mighty Kingdom of China.
Aparte del conflicto de valores, la pugna comercial constituye otra causa de la guerra del Opio. Tal como hemos expuesto anteriormente, desde la dinastía Ming, China ostentaba un notable superávit en el comercio internacional, mientras que los europeos solían quejarse del déficit, ya que compraban más que vendían a China. En particular, con la revolución industrial, los ingleses asumieron el liderazgo en la fabricación de productos textiles y estaban ansiosos por encontrar nuevos mercados para comercializar sus productos industriales sobrantes. Ante esa circunstancia, apostaban aún más por el gigante asiático, considerándolo un mercado colosal. Así, uno de los propósitos de la delegación enviada a China era conseguir el permiso de comercio en las ciudades portuarias. La misión de George Macartney de 1793 es la más conocida y de mayor envergadura entre otras de aquella época. Sin embargo, todas las delegaciones diplomáticas europeas acabaron fracasando, lo que constituye uno de los motivos que impulsaron al gobierno británico a tomar la decisión final de entrar en China de forma bélica en 1840, a pesar de los numerosos votos en contra en el Congreso.
Aunque lograron el permiso de comercio en la provincia de Cantón mediante la primera guerra del Opio, los ingleses no estaban satisfechos con el volumen de facturación, que era mucho menor de lo esperado, así que propusieron una enmienda del tratado con China a fin de abrir más puertos comerciales. Este es el contexto histórico de la segunda guerra del Opio, que empezó en 1856 y terminó en 1860. El encargo de la nueva edición de The History of the Great and Mighty Kingdom of China a George Thomas Staunton por parte de la Sociedad Hakluyt tuvo lugar justamente en vísperas de ese conflicto armado, en un momento en que China volvió a convertirse en el foco de atención mundial.
Evidentemente, tras la primera guerra del Opio, los occidentales ya habían logrado un contacto directo con China y pudieron constatar que la imagen china ideal plasmada por Mendoza estaba lejos de la realidad. Por esa razón ya no necesitaban el informe de China redactado por un español dos siglos antes para conocer de cerca el país asiático y elaborar estrategias exteriores, tal como lo habían intentado los españoles en 1585. En esa situación, la publicación inglesa del libro de Mendoza en 1853, en vísperas de la segunda guerra del Opio (1856-1860), muestra un matiz orientalista marcado por el siglo XIX, con una posición predominante y arrogante frente al país asiático, considerándolo como un “otro” vencido y atrasado, a diferencia del orientalismo del siglo XVI, caracterizado por la adoración oriental.
Ya entrado el siglo XX, sobre la base de la edición de Staunton de 1853 y 1854, apareció en 1940 en Beijing una reproducción inglesa de The History of the Great and Mighty Kingdom of China (González de Mendoza, 1940). De esta manera, el relato de Mendoza escrito en español en 1585 aterrizó por primera vez en China, pero en versión inglesa, pues no sería traducido al chino hasta 1998 (González de Mendoza, 1998). De aquí parte nuestra reflexión: ¿Por qué se publicó una edición inglesa del libro de Mendoza en 1940? Y cuatro años después, en 1944, se publicó una edición española en Madrid (González de Mendoza, 1944). El historiador chino Zhang Kai aporta una explicación a esta pregunta y señala que el 8 de diciembre de 1939, Sacra Congregatio de Propaganda Fide, la actual Congregatio pro Gentium Evangelizatione, promulgó el Plane compertum est, que permitía a los católicos chinos rendir homenaje a Confucio y a sus antepasados. Esto supuso una enmienda importante de la encíclica de 1715 del Papa Clemente XI, la cual negaba por completo la “política de adaptación” impulsada por Matteo Ricci (1552-1610) y que condujo a la prohibición de las actividades católicas en China decretada por el emperador chino Kang Xi (康熙). Por este motivo, Zhang Kai sostiene que la edición inglesa de 1940 está relacionada en cierto sentido con este cambio de postura por parte de la Iglesia católica romana, teniendo en cuenta que el libro de Mendoza se muestra a favor de la “política de adaptación” (Zhang, 1998: 101), la cual aboga por vías pacíficas para conseguir la evangelización en los países orientales adaptándose a la cultura local.
4. Un acercamiento a la relación sino-europea en las traducciones chinas contemporáneas de Historia del gran reino de la China
El libro Historia del gran reino de la China fue traducido al chino por el historiador He Gaoji y no se publicó hasta 1998, en un periodo repleto de inestabilidades económicas y sociales. Entre otras adversidades, destacaba la crisis financiera, que se inició en el Sudeste Asiático y se profundizó y se extendió a todo el mundo, provocando turbulencias financieras globales. En esas circunstancias, aparecieron nuevas tendencias en el orden mundial. Japón y Rusia se debilitaban como consecuencia de la crisis, y la Unión Europea (UE) también se vio afectada por la tormenta económica internacional. Entre tanto, se sucedían otros acontecimientos, entre los cuales destacaban la fundación de la zona euro, la expansión de la UE hacia el este y la mejora de las relaciones diplomáticas de Europa con Asia, sobre todo con China, lo que imprimió más dinamismo al desarrollo comunitario y aumentó en mayor grado sus competencias en la configuración de las fuerzas multipolares.
Cabe reiterar que las medidas que adoptó China frente a la crisis mundial revelan que es un país con compromisos sociales internacionales, dado que afrontó la presión de la crisis financiera mundial, siguiendo la política de no devaluación del RMB, con lo que se granjeó el reconocimiento europeo. Como resultado, en 1998 se celebró la primera cumbre de líderes China-UE, el mecanismo de diálogo político de máximo nivel entre China y la Unión. En marzo del mismo año, la Comisión Europea aprobó el documento político para el establecimiento de la asociación estratégica integral con China, elevando la relación con este país asiático al mismo nivel que con Estados Unidos, Japón y Rusia. Sin duda alguna, todos estos medios favorecen el entendimiento mutuo y la cooperación entre China y Europa (Zhou, 1999: 5).
Además, después de la primera cumbre de líderes China-UE celebrada en abril de 1998 en Londres, a la que asistió el entonces primer ministro chino, Zhu Rongji, las dos partes emitieron un comunicado conjunto con la voluntad de establecer una asociación constructiva, estable y duradera de cara al siglo XXI y decidieron celebrar una cumbre cada año. A partir de entonces, las visitas a alto nivel entre China y la UE han sido cada vez más frecuentes y la confianza política mutua se ha reforzado incesantemente. A continuación, visitaron China líderes de diferentes países europeos, incluidos el primer ministro de Luxemburgo, el presidente de Italia, el primer ministro de Irlanda, el primer ministro de Francia, el primer ministro del Reino Unido, el primer ministro de Finlandia, el primer ministro de Bélgica y el presidente de la Comisión Europea, entre otros, lo que constituye acontecimientos sin precedentes en la historia de las relaciones China-UE. Como consecuencia de la mejora de las relaciones diplomáticas, China y la Unión registraron un aumento muy significativo del volumen comercial y de las inversiones europeas en China. Todo esto hace de 1998 un año verdaderamente próspero en la diplomacia con Europa (Zhou, 1999: 27-36). Así pues, las realidades históricas revelan que la primera traducción al chino de Historia del gran reino de la China se publicó en un entorno favorable al desarrollo de las relaciones bilaterales entre China y Europa.
Sin embargo, diez años después, en 2008, las relaciones chino-europeas vivieron momentos adversos, marcados por crecientes conflictos comerciales y políticos. Cabe recordar que ese año coincidió desafortunadamente con otra crisis financiera mundial. En esa situación, el incesante incremento del poder nacional del gigante asiático creaba cierto complejo en otros países del mundo que experimentaban depresión económica (Zhou, 2009: 22-23). Ahora bien, si 2008 fue un año de retroceso en las relaciones China-UE, 2009 fue un año de distensión y desarrollo. A principios de 2009, una delegación encabezada por el primer ministro Wen Jiabao emprendió su gira oficial por Europa. Como resultado, se firmaron 38 contratos de comercio internacional con un volumen superior a 15 000 millones de dólares (Zhou, 2010: 7). Durante estas visitas, el primer ministro Wen se entrevistó con su homólogo español, José Luis Rodríguez Zapatero, para estrechar las relaciones bilaterales. Cabe señalar que durante su estancia en España, Wen visitó la sede central del Instituto Cervantes en Madrid e hizo un discurso titulado “Coloquio Cultural Hispano-Chino”, en el que reiteró el papel del libro de Mendoza en la evolución de la relación sino-europea, indicando que “a finales del siglo XVI, el libro Historia del gran reino de la China, escrito por el español Juan González de Mendoza, fue el primer libro en Occidente en presentar de forma completa la historia, la cultura, la religión, así como una visión política y económica de China, causando impacto en Europa” (Wen, 2009)1. Un primer análisis de estas palabras y otras valoraciones relacionadas nos permite vislumbrar que aún en el siglo XXI, a la hora de recordar el libro de Mendoza, las autoridades chinas no se habían percatado de la fuerte intención evangélica manifestada por el autor español en sus textos originales del siglo XVI. Sus valoraciones se limitaban a recalcar de manera muy genérica su contribución al intercambio cultural sino-europea.
Por otro lado, después de la visita oficial a España del Sr.Wen a principios del año de 2009, en octubre del mismo año, se publicó una nueva edición china de Historia del gran reino de la China en Beijing, traducida por el hispanista chino Sun Jiakun(González de Mendoza, 2009). Esta edición excluyó varias expresiones santificadas del texto original español del siglo XVI, a fin de poner más en evidencia una imagen china de prosperidad, la cual podría despertar la admiración de los europeos. En este sentido, el imperio chino perfilado por el autor español experimentó cambios significativos en esta nueva edición china de la citada obra. En esencia, cada reproducción de la imagen china, en diferentes ámbitos espaciales y temporales o en diferentes perspectivas culturales, siempre ha respondido a las necesidades fundamentales de la realidad circunstancial.
En las mismas líneas de las conclusiones en mis estudios anteriores, Mendoza perfiló una imagen china próspera en lo material y avanzada en los sistemas sociales, pero extraviada en las creencias, y por tanto pendiente de una salvación espiritual(Gao 2024). Aunque esta imagen china en la perspectiva europea no ha llegado a reflejar verazmente toda la realidad de la dinastía Ming y sobre todo, el mundo espiritual del imperio chino plasmado por Mendoza se alejaba aún más de la realidad china de entonces. Esencialmente, su imaginación y plasmación del imperio chino respondió a las necesidades de la época que le tocó vivir. Una aproximación retrospectiva al siglo XVI, cuando se publicó por primera vez el libro de Mendoza, nos permite entrever que las experiencias personales del autor y los contextos históricos en que vivía plasmaron de manera significativa el propósito evangélico de sus escritos sobre China. En primer lugar, Mendoza nació en Torrecilla, Cameros de La Rioja, España, en 1545. A la edad de 17 años se trasladó a México, colonia española en aquella época. En 1564, ingresó en la orden agustiniana e ingresó en el convento de San Agustín de México en 1565, cursando estudios eclesiásticos. Esta trayectoria vital demuestra que creció en un ambiente profundamente católico, lo que afianzó su vocación evangélica. En segundo lugar, Mendoza era testigo de la Reforma Protestante, que se rebelaba abiertamente contra la autoridad católica, provocando un caos religioso y político que duró más de un siglo en Europa. Como resultado, el poder del papado y del Imperio Romano declinó y la cristiandad medieval dejó de preponderar como antes. Frente a las corrientes reformistas y con el fin de reforzar la autoridad católica, la Iglesia Católica Romana promovió la Contrarreforma. Su objetivo era salvar las almas de los herejes, convertirlos y restablecer su fidelidad a la Iglesia apostólica como centro y fundamento de la ortodoxia.
Como promotor de la Contrarreforma, el Papa Gregorio XIII, en alianza con el rey Felipe II de España, pretendía reformar la Iglesia y combatir a los protestantes, en un esfuerzo mancomunado para recuperar las almas perdidas. Como consecuencia, se crearon varias órdenes religiosas, entre las cuales, la Sociedad Jesuita, la cual era una de las más dinámicas y desempeñaba un papel significativo en la Contrarreforma, un apoyo dinámico y enérgico al papado en una época de crisis. Cabe reiterar que el libro de Mendoza sobre China fue recopilado justamente en este periodo. Además, por añadidura, Mendoza era asignado como uno de los embajadores españoles que se preparaban para la misión a la dinastía Ming con el propósito de solicitar audiencia al emperador Wanli. Uno de los propósitos de la delegación consistía en pedir la concesión del permiso de evangelización en China. El libro Historia del gran reino de la China se confeccionó justamente durante este periodo preparativo del viaje, aunque al final, desafortunadamente, no pudo llevarse a cabo. De esta forma, tanto la fuerte intención evangélica sostenida por el libro de Mendoza como su propósito de visitar el país asiático constituían una firme manifestación de solidaridad con la Contrarreforma (Gao 2024). En consecuencia, se podría concluir que las circunstancias históricas del siglo XVI modelaron la posición evangélica de Mendoza, quien construyó una imagen china santificada y utópica.
No obstante, a partir del siglo XVI, con los procesos de la modernización europea, esta intención evangélica, tan evidente inicialmente, se fue perdiendo en las diferentes ediciones del mismo libro, sea en inglés, español o en chino. Como una evidencia de los hechos, hemos visto en el citado ejemplo de la visita oficial del entonces primer ministro chino a España, cómo el Sr. Wen se refería al libro de Mendoza limitándose a destacar su valor en la relación bilateral, como la primera obra occidental en presentar China de forma entera, eximiendo la imagen santificada que plasmó el autor agustino y su intención mesiánica. En realidad, en el contexto chino del siglo XXI, en el relato de Mendoza sobre China se ha perdido vigor su intención original. En cambio, se subleva sobremanera su valor testimonial de los intercambios bilaterales. En este sentido, las autoridades chinas lo han adoptado como un símbolo de la buena voluntad de mantener e intensificar los vínculos en China y España, así como Europa. Cabe indicar que la edición china desacralizada responde también a las necesidades e intereses del país asiático en el siglo XXI. En primer término, la imagen idealizada de la China próspera y avanzada era una proyección poética del orden económico-comercial del siglo XVI, ya que la dinastía Ming era conocida como el “Imperio de la Plata” por el importante superávit que el imperio chino mantenía en el comercio mundial durante un largo periodo de tiempo (Gao 2023:158). En segundo lugar, obviamente, una imagen china positiva está acorde con los intereses nacionales del país asiático. Por último, como se ha explicado anteriormente, cuando se publicó la traducción china de Sun Jiakun en 2019, las relaciones diplomáticas entre los dos países se encontraban en uno de los momentos álgidos, caracterizado por la visita oficial de Wen a España. La imagen positiva de China plasmada en un libro clásico español avala colateralmente la confianza que la parte china deposita en las relaciones bilaterales.
5. Conclusiones
El estudio comparativo de las distintas versiones de la traducción del libro Historia del gran reino de la China de Juan González de Mendoza sigue siendo un tema poco abordado. En vista de esta laguna académica, el presente trabajo pretende interpretar el significado de las ediciones publicadas en los diferentes periodos desde el punto de vista de las relaciones sino-europeas. Sin embargo, dado que se han realizado innumerables ediciones de la obra desde su primera publicación en Roma en 1585, supondría un gran desafío analizar todas las versiones existentes. Por lo tanto, a modo de estudio piloto, el presente trabajo ha seleccionado las versiones más significativas como objeto de investigación: la primera edición española de 1585, la edición inglesa de 1853 y 1854, y la edición inglesa de 1940, habida cuenta, además, de que las traducciones al chino se han basado en dichas versiones.
Mediante un estudio retrospectivo del trasfondo político, económico y social de las diferentes ediciones, hemos llegado a descubrir que tanto en la edición española, inglesa como china de Historia del gran reino de la China se vislumbran de alguna manera los conflictos entre China y Europa, aunque ante todo sobresale el intento de solucionarlos. Por ejemplo, la primera edición española de 1585 se publicó en un momento en el que la corte española vacilaba entre la conquista armada o pacífica del imperio gigante. Otro ejemplo lo vemos en la edición inglesa de 1853 y 1854, que también surgió en un período de conflictos armados, concretamente después de la primera guerra del Opio (1840-1842) y en vísperas de la segunda (1856-1860). Por su parte, la edición de 1940 vio la luz en un momento de distensión entre la Iglesia católica romana y los católicos chinos, tras siglos de discusión sobre si permitir o no a los creyentes chinos rendir homenaje a sus antepasados y a Confucio. La polémica no terminó hasta 1939, cuando la Iglesia católica concedió finalmente el permiso. Por último, las ediciones chinas de 1998 y 2009 también aparecieron en un momento de distensión entre China y Europa en plena crisis financiera mundial.
Sin embargo, a pesar de estas similitudes compartidas, cada edición ofrece una respuesta actualizada de la época. En cuanto a la edición española del siglo XVI, la imaginación utópica en el libro de Mendoza representa de forma poética la ubicación céntrica y el rol de China en el orden mundial del siglo XVI, mientras que su imaginación ideológica consiste en una visualización literaria del proceso de expansión católica hacia Oriente experimentado por el propio autor español. En particular, la efusiva intención evangelizadora de la obra es un reflejo de las relaciones sino-europeas inéditas de aquella época, en la que la disyuntiva entre la intervención armada o la vía pacífica contra el gigante asiático era objeto constante de debate.
La edición inglesa de 1853 y 1854 se publicó cuando estaba a punto de estallar la segunda guerra del Opio entre China y Europa. En ese momento, el libro de Mendoza había cambiado de función en la perspectiva europea. En vez de servir de acceso al conocimiento de China como ocurrió en el siglo XVI, el perfil chino trazado por el autor español se había convertido en una memoria colectiva en la mentalidad europea. Y esta memoria social fue representada en el siglo XIX con una postura predominante y arrogante, lo cual constituye un reflejo del nuevo orden mundial de la época, en el que Inglaterra se había convertido en una de las potencias mundiales gracias a la revolución industrial, mientras que el imperio chino seguía al margen de las nuevas tendencias mundiales. Sin embargo, al entrar en el siglo XX, la edición inglesa de 1940, publicada en la distensión del conflicto entre la Iglesia católica romana y China, pierde la posición de arrogancia y desprecio y, en su lugar, representa el acercamiento europeo al nuevo al país asiático.
Por último, a diferencia de las ediciones arriba mencionadas, que son todas en idiomas europeos, las ediciones de 1998 y 2009 son traducciones al chino revestidas de significados distintos. Ambas aparecieron en el periodo de distensión entre China y Europa tras sobrevivir a la crisis financiera mundial. En ese contexto, la publicación de una nueva edición al chino refleja la voluntad de China de reforzar la confianza y cooperación mutua con sus homólogos europeos, teniendo en cuenta, además,durante la visita oficial a España en 2009, el primer ministro chino valoraba altamente el libro de Mendoza por su contribución a los intercambios bilaterales. Como conclusión, cada edición del libro de Mendoza constituye una representación actualizada del proceso histórico de las relaciones sino-europeas.
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1 Es una traducción propia de la presente autora del chino al español. Las palabras originales del Sr. Wen es “16世纪末,西班牙人门多萨写的《中华大帝国史》一书,是西方第一本全面介绍中国历史、文化、宗教以及政治、经济概况的著作,在欧洲引起轰动”。
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